Lc 1, 39-45
0. TEXTO (leer la parábola entera)
Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– «¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Los relatos de la infancia de Jesús son teología narrativa, no historia. Se narra una verdad importante con el ropaje y el lenguaje del tiempo. La cuestión es cómo situarnos en la mentalidad y en el contexto para así leer y entender esos textos. El texto de hoy es exclusivo de Lucas, no lo narran los demás evangelistas; lo cual nos hace pensar en la intención de Lucas al escribirlo.
María se levantó y se dirigió a prisa a Judea. «Se levantó» es el mismo verbo que se emplea para «resucitó». María tras la visita del ángel es una persona resucitada a una vida nueva, llena del Espíritu. Es capaz de darse totalmente a los demás y sale a acompañar a Isabel, su prima embarazada de seis meses, que le necesita.
María sube de Galilea a Judea a cuidar de Isabel. Isabel, a quien consideraban estéril, de más del doble de edad que María, señora esposa de un sacerdote que oficiaba en el Templo en contraposición de María, campesina de un pueblecito de la montaña. Jesús con María entra en la historia llenándola de alegría, provoca que a Isabel se le remuevan las entrañas y reconozca a María “como la madre de mi Señor”. Además todo sucede fuera del marco religioso oficial del tiempo. Con María y Jesús debemos encontrar a Dios en lo cotidiano.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con María, que acaba de vivir la experiencia que llamamos Anunciación donde se aclara su vocación… La noto con una paz y una alegría difíciles de esconder… También yo me pongo con ella en camino subiendo a la montaña de Judea… Voy cercano a ella… Son dos o tres días de camino en una caravana… Con tanto tiempo de camino voy hablando con ella y salen los temas de la vocación… de cómo vivió su llamada… Le escucho comentarme: “Son cosas que suceden… A mí no se me hubiese ocurrido, pero Dios sabe cuándo comunicar y cómo”… Me va ganando el corazón… Saboreo su presencia y sus palabras… Pido vivir esa confianza…
Así llegamos a casa de Zacarías y oigo el encuentro y el saludo de María e Isabel… Desde la puerta observo la entrañable escena… Descubro la alegría de estas dos mujeres, ambas en estado de buena esperanza… El aire se carga de un aroma de bondad y reconocimiento… Saboreo la escena… Disfruto ese encuentro.
María me mira y a continuación me invita a la intimidad de ese encuentro presentándome a Isabel: “Me ha acompañado todo el camino”… Me siento bien recibido… Escucho la acogida de Isabel a María: “Cuando oí tu saludo la criatura saltó en mi vientre”… María embarazada de Jesús remueve la vida de las personas, empezando por Isabel… Me doy cuenta de la fuerza de Jesús en la vida de las personas… Me siento como en familia… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO.
Escucho a Isabel: “Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres y ha bendecido a tu hijo. ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?”… Isabel reconoce a quien le supera en humanidad… Me doy cuenta de que no tiene problema en alabar a quien siente MÁS que ella aunque sea de mucha menor condición social… Pido aprender a ver lo que personas sencillas nos pueden aportar…
Sigo metido en la escena como si presente me hallase sin perder palabra… Escucho a Isabel: “Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho”. Reconoce la confianza de María en Dios, la confianza de alguien que está empezando a vivir la vida… Saboreo esa confianza real, que es clave para descubrir la bondad y belleza de la vida… Me tomo mi tiempo para vivir la escena…
Aprovecho un momento de silencio para apreciar, en las dos, la gratitud ante las situaciones importantes de la vida. Están gozando con el regalo de la vida que hay dentro de ellas… Ambas en situaciones diferentes pero ambas en situaciones complicadas… Ambas confiando en Dios. Me dicen: “En sus manos estamos. Esa es la mayor fuerza de nuestras vidas”… Me quedo con el deseo de vivir la vida diaria con ese Espíritu…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.