El vino nuevo de la boda

Online

Jn 2, 1-11

Imagen de Pexels

 

0. TEXTO (leer la parábola entera)

Al tercer día hubo una boda en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Jesús estaba allí y Jesús y sus discípulos también habían sido invitados a la boda. En esto se acabó el vino y la madre de Jesús le dijo:

– Ya no tienen vino.

Jesús le contestó:

– Mujer ¿Por qué me lo dices a mí? Mi hora aún no ha llegado.

Dijo ella a los que estaban sirviendo:

– Haced lo que él os diga.

Había allí seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada tinaja cabían entre cincuenta y setenta litros. 

Jesús dijo a los sirvientes:

– Llenad de agua estas tinajas.

Las llenaron hasta arriba y les dijo:

– Ahora sacad un poco y llevádselo al encargado de la fiesta.

Así lo hicieron y el encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido. Solo lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Así que el encargado llamó al novio y le dijo:

– Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor hasta ahora.

Esta fue la primera señal que hizo Jesús en Caná de Galilea. Con ella mostró su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)

En  el 2º capítulo del evangelio de Juan hay mucho simbolismo: El número tres significa que si después de tres días no sucede nada, todo está acabado. Por ejemplo, Jesús al tercer día resucitó. Pues igual aquí, al tercer día comienza algo nuevo, los tiempos de la boda. La boda es señal de los tiempos mesiánicos. Las tinajas de piedra vacías son las leyes de piedra del Sinaí que valieron hasta ahora, pero ahora Jesús y sus palabras llenan el interior de la tinajas de vino bueno,  el vino del amor hasta el extremo del Dios Abbá.

Para Juan, Jesús es invitado a una boda sin vino. Es lo que representa a la sociedad a la que llega Jesús. Dios quiere que este pueblo viva la fiesta de bodas (de su Hijo Jesús). Un elemento vital en la boda es el vino, símbolo de Vida. Los maestresala (autoridades religiosas del tiempo), no se dan cuenta de que a la gente del pueblo le falta el vino, es decir el sabor de la vida. Que viven sin alegría, sin vida, sin apenas esperanza…

Jesús es el que pone el Vino Bueno en esa boda que se acaba, en esa sociedad sin esperanza. Así se entiende que María, que sí vive lo de Jesús, diga: “No tienen vino”… Es como si dijese: Jesús pon el vino de la Vida en este pueblo cansado y agobiado. En el mismo sentido: “Haced lo que os diga”… Importante hacer lo que Jesús dice: Quien escuche mis palabras y las ponga en obra es como quien edificó su casa sobre roca…

Jesús introduce el Vino nuevo. Hace posible con su práctica de vida una comprensión de Dios cercano, no alejado; de confianza, no amenazante; que perdona, no que castiga; lleno de gratuidad y verdad, no de exigencia y condena… Ese es su primer signo. Jesús trae de verdad tiempos y aires nuevos. Con este signo manifiesta su gloria: “Gloria Dei homo vivens”.

2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en el momento inaugural de la actividad y proyecto de vida de Jesús, como si presente me hallase… Lo quiere hacer asistiendo a una boda a la que estamos invitados, su madre y sus discípulos con otra mucha gente: los novios, sus familias… Estoy cerca de Jesús, al que observo atento a lo que Dios quiere de Él en este momento… Yo sigo con atención lo que está sucediendo… No pierdo detalle… ¿Cómo me siento?…

Estoy cerca de María… Ella me hace notar… Me dice: “Lo que tendría que ser un acontecimiento es una boda triste porque están sin vida interior, “sin Vino”, con miedos, con el miedo a hacerlo mal… El miedo al castigo atraviesa la celebración… Es un miedo a un “dios” que controla todo, que conoce todo y sobre todo conoce lo negativo que hacemos para llevar cuentas y sacar al final la carta que condene”… Me doy cuenta de que es difícil vivir así… Pido saborear la amargura de ese vino que está como avinagrado… La cultura ambiente está avinagrada… ¿Cómo me sitúo?…

Veo que María se dirige ahora a Jesús…. Acierto a oír sus palabras: “No tienen vino”… «Lo que tienen, no es Vino, no es Vida”… Jesús en un primer momento cree que “Ese es el problema del maestresala, (la autoridad religiosa del momento)… Nosotros en esta boda estamos de invitados, no de protagonistas”… Estoy cerca de los apóstoles que esperan que algo nuevo comience a vivirse en ese pueblo y yo me ilusiono con ellos… Me tomo mi tiempo… Saboreo el momento.

4. JESÚS Y YO.

Sigo presente en la escena y escucho a María: “Haced lo que Él os diga”… Jesús se da cuenta de que es bueno tomar partido, dar una posibilidad a esa boda que no tiene Vida… Toma la palabra: “Llenad las tinajas de agua”… (Recuerdo lo de nacer del agua y del Espíritu) “Dádsela a probar al maestresala”, a quien es el responsable del vino para que descubra por dónde va el Vino de la Vida… Miro cuáles son los grupos que hoy buscan ser vida: los que cuidan de tantos y tantas en educación, sanidad, transporte, comercio… en tan diversas áreas de la sociedad… Saboreo las esperanzas concretas…

Noto que Jesús me mira con una complicidad de quien quiere contarme algo y me acerco a Él… “Mira esta sociedad. Necesita vida… Alguien tiene que comenzar a hacer posible la religión de los nuevos tiempos, de la vida interior, del Dios que nos habla al corazón, de la participación de lo vivido, de la boda en que todos nos encontramos como de la familia… ¿Te animas?”… Me siento como impulsado a acompañarle… ¿Qué le digo?…

Algunos tomamos la copa de la boda y poco a poco otros la van levantando; unos y otros comenzamos, con Jesús, a brindar por los nuevos tiempos, los tiempos de la gloria de Dios, donde todos y sobre todo los peor parados de esta historia vivan: los niños de la calle, los migrantes, las mujeres maltratadas, los de corazón roto… Los demás decimos Amén… Saboreo la copa de la Vida… Doy gracias por la Vida que nos habita y la que queremos hacer realidad hoy…

5. COLOQUIO.

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

keyboard_arrow_up