Seguimiento y sufrimiento

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Mt 16, 21-27

Imagen de Juliana Giletta (Cathopic)

 

0. TEXTO (leer los versículos enteros)

«Jesús comenzó a explicar que tenía que ir a Jerusalén y, que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley le harían sufrir mucho. Pedro comenzó a reprenderle:

– ¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Eso no te puede pasar!

Jesús se volvió y le dijo:

– ¡Apártate de mí, Satanás, pues me pones en peligro de caer! El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. ¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?»

1. SITUACIÓN 

La pasión de Jesús por hacer de este mundo algo que sepa a familia humana (el Reinado de Dios), el lugar donde todos los seres humanos vivan como hermanos, le lleva a tomar decisiones que desenmascaran los mecanismos y estructuras que impiden la vida que Dios (Abbá) quiere. Jesús decide ir a Jerusalén, ”allí donde está el centro donde se toman las decisiones que excluyen a muchos”, por la forma de vivir lo religioso.

Jesús toma una decisión que va a tener consecuencias, por eso les advierte a los suyos que “los ancianos, jefes de los sacerdotes y maestros de la Ley le harán sufrir mucho, incluso le matarán, pero resucitará”… Jesús y, por tanto, la vida del cristiano cuenta con la cruz, en forma de fracaso o rechazo. La cruz es consecuencia de comprometerse a hacer realidad la mesa común, la nueva familia humana.

Pedro es inspirado por Dios y tentado por el Maligno. Así es nuestra vida. Pero en ninguno de los dos casos se da cuenta de sus movimientos interiores o, mejor dicho, de quién guía dichos movimientos… y así es difícil acertar. Jesús se lo hace saber: En el primer caso le dice: “Esto no ha sido cosa tuya, sino de Dios”. Y en el segundo “Retírate a un lado, no te interpongas en mi camino, que lo que dices es cosa del Mal. Piensas como los hombres”… El criterio para definir algo como de Dios no es siempre el triunfo.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en el texto, haciéndome presente en él, uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y los Doce. Me sitúo en la explicación que Jesús da acerca de su subida a Jerusalén: “El hijo del hombre va a sufrir mucho a manos de las autoridades, le matarán pero resucitará”… ¿Cómo de afectados les deja a los doce esta situación?… y ¿Cómo me deja a mí?… Me tomo mi tiempo para situarme en ese drama que llega…

Veo que a Pedro eso le deja mal y por eso reacciona: “Dios no lo quiera Señor. Eso no te puede pasar”. Me coloco junto a él… Me doy cuenta de que esto es lo que pensaba todo judío… y yo también… Creemos que la bondad, la verdad, deben ganar en la historia… Pero hoy como ayer la fuerza que tienen las mentiras, los intereses y los miedos, nos hacen dudar de ello… Acompaño esta propuesta de tiempos de sufrimiento en respetuoso silencio.

Sigo en la misma escena, cerca de Jesús cuando dice: “Pedro detrás de mí, no te interpongas en mi camino… o apártate de mí Satanás”… ¿Cómo se quedan Pedro y los Doce?… No se esperaban algo tan fuerte de Jesús… Observo las caras… Creo que comienzan a darse cuenta de lo que no quieren admitir: que el mesías es sufriente, es perdedor, no es triunfante ni ganador… y que eso es de Dios… Tomo mi tiempo para asimilarlo con ellos…

4. JESÚS Y YO

Sigo en esa escena con Jesús que nos dice: “El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. ¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?”… Le agradezco a Jesús su claridad que no pretende ganar adeptos sino preparar a los que quieren llegar hasta el final a ser más realistas… aunque piensen que eso no va a suceder… Voy aprendiendo a asumir el sufrimiento.

Jesús me llama a recordar algunos momentos en que he vivido ya algo así: “Han hablado mal de ti porque has defendido a inmigrantes pobres; te han amenazado con ser despedido por no colaborar con una injusticia, por pelear por los que no tienen papeles, no tienen trabajo y por los que no tienen a nadie…”¿Pero… de qué te vale ganar todo el mundo si pierdes tu vida, tu alma?” Me tomo mi tiempo.

Jesús me pregunta: “¿Quieres ganar la vida o perderla?”… Continúa: “Yo deseo que viváis conectados a la Vida, al Dios de la Vida, al Amor permanentemente y sin condiciones… Desde su Fuerza de amar, cargar con los hermanos más rotos y dejados de lado, entrar en la dinámica del Dios de la Fraternidad, de la Sororidad… para hacer posible la Vida a nuestro alrededor…»  Así lo pido y lo deseo…

5. COLOQUIO

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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