Mc 14,1-15,47 y concretamente Mc 15, 33-41
![](https://centroloyola.org/wp-content/uploads/2021/03/wooden-figures-1007134_1920-223x300.jpg)
0. TEXTO
Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo».
Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!».
Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.
1. SITUACIÓN explicación breve del texto
El domingo de ramos, según la tradición, Jesús sube a Jerusalén. Realiza otro gesto profético: entra en la ciudad montado en un borriquito, símbolo de la mansedumbre, de la no violencia, el profeta del Dios Amor; no entra montado en un caballo, símbolo de la fuerza opresora y de la violencia de las armas. Fue arropado y aclamado como Mesias por un grupo, posiblemente de Galileos, que subía también a la Pascua, fiesta donde se aviva el deseo de libertad, recordando la salida del pueblo de la esclavitud de Egipto.
Al cabo de varios días todo termina con la muerte en cruz. La pasión, algo tan terrible como nadie podía prever, fue lo primero que escribieron los cristianos, entre otras cosas porque hacían “el vía crucis”, comenzando por la cena, siguiendo por el prendimiento y así los demás pasos. Marcos es el primer evangelio escrito y narra una historia cruel para deshacerse de un hombre justo, Jesús, con traiciones del amigo, abandono de sus compañeros, con un juicio amañando por las autoridades religiosas, con un pueblo comprado, con un gobernador romano al que poco le importa la vida de una persona si está en juego su puesto de trabajo. Y mientras tanto, Jesús va siendo detenido como un malhechor, juzgado, condenado, torturado, vejado y crucificado, con lo cual queda totalmente desacreditado. Por eso la vida de Jesús en Marcos termina con un grito desgarrador: “dando un gran grito, entregó su Espíritu”.
La cruz es el resultado de una comprensión radicalmente distinta de quién es Dios. Los sacerdotes, escribas y fariseos “no eran gente sin corazón”, sino que pretendían ser fieles a lo que entendían como voluntad de Dios, definida en la ley de Moisés. Ciertamente Jesús reinterpretó la ley de Moisés: “habéis oído que se os dijo…. Pero yo os digo”. También reinterpretó el Templo: mi persona y cada persona, son el Templo de Dios. Esos descubrimientos, que comienzan en el bautismo, le llevan a Jesús a tomar posturas donde quedaba clara la diferente manera de comprender a Dios y su Reino. La pregunta de las autoridades es: Jesús, ¿es verdadero o falso profeta? Si es esto último, resulta que está llevando a la gente por un camino falso.
Pues bien, Jesús decide subir a Jerusalén donde está el Centro neurálgico de la comprensión religiosa del tiempo. Por ser veraz consigo mismo, va llevando a cabo signos proféticos y explicaciones que chocan frontalmente con las autoridades, las cuales deciden quitarle del medio.
La primera lectura sitúa el camino que le espera al profeta: insultos, salivazos, vejaciones; pero permanece firme porque sabe que Dios es quien le ayuda. La segunda plantea el estilo de vida de Jesús, haciéndose uno de tantos. Incluso por vivir en un pueblo conquistado y sometido, muere con la muerte reservada a los esclavos y los asesinos: la cruz. Y eso sucede actualmente: pasión de Dios, pasión del mundo. Lo describe preciosa y trágicamente Sheila Casidy: “La gente del viernes santo. Son personas a quienes Dios ha llamado por la senda del sufrimiento, la misma senda que siguió su Hijo, unas veces se sale purificado y otras veces simplemente roto. Pero una cosa es cierta: que nunca carece de sentido”.
2. Comenzamos la oración HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. Vemos, escuchamos, SABOREAMOS EL TEXTO. Me hago presente, revivo la escena. VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo la contemplación, leyendo de nuevo el texto (Mc 15, 33-41), situándome cerca de Jesús crucificado, como si presente me hallase, con toda reverencia y respeto, una persona a la que han roto… Han hecho lo imposible por mostrar que estaba equivocado, que sus palabras y sus acciones no eran de Dios, porque se había erigido como una alternativa al Templo y había planteado una interiorización de la ley: “habéis oído que se dijo pero yo os digo…”. Los que querían que Jesús acabase en cruz, era para que quedase claro que era falso profeta, porque Dios no puede dejar morir así a alguien tan cercano a Él: “el que muere colgado de un madero es un maldito”. La cruz desacredita totalmente su labor… Miro… y contemplo…, no puede ser…, no sé qué decir…, esto es insufrible… Acompaño a Jesús en estos momentos en que la fatiga, el dolor y su misión están rotas… Se me han caído mis esquemas… ¿Cómo me siento?…, ¿qué pido?… Me tomo mi tiempo
Aunque me cuesta, sigo cerca de Jesús… Me pregunto cómo ha llegado hasta aquí… Traigo sus acciones proféticas: voy recordándole en el Templo, con Él llegan los tiempos mesiánicos donde todo ser humano es sagrado: “destruid este Templo, mi vida, y yo en tres días lo levantaré-resucitaré”… o en la entrada en son de paz en Jerusalén…, a pesar de que sabía que lo que hacía le podía traer serios problemas no dio un paso atrás… Su actitud ante la vida muestra la plenitud de su humanidad… Me paro… y sigo mirando… ¿Cómo estoy interiormente? Estoy ahí con Él, saboreando la compañía… Pido saber estar, estando… Me tomo mi tiempo… Traigo a la memoria… Él ha ido por delante… dando la cara… Pido tener esa humanidad, ese valor, esa coherencia de vida…
Qué duro acompañar a alguien a quien le han quitado “legalmente” la razón y es objeto de rechazo, burla… en la plaza pública, abucheado, rechazado públicamente… Mientras miro su rosto no descubro una mueca de rabia ni de venganza… le han difamado, torturado, le han hecho un juicio popular… y no han cambiado sus actitudes: no han podido arrancarle ni el amor, ni el perdón, ni la fidelidad… ¡Qué hombre!… ¿Cómo me quedo?…, ¿qué sentimientos me provoca?…, ¿qué me viene al corazón pedir… y dar gracias?… Me tomo mi tiempo
Y escucho el jadear, pues la cruz era un suplico persa para hacer sufrir a sus enemigos. Los crucificados morían por asfixia… Acompaño además a Jesús en su soledad: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado…” el salmo del ultrajado… que acaba en esperanza… Jesús sigue rezando en la dificultad más seria de su vida…, poniéndose en manos de Dios cuando no hay ninguna evidencia externa de que Dios está con Él… y cuando Él está viviendo esta situación en desolación… acompaño, estoy… ¿Cómo me quedo?… No hay salida… ¿Cómo situarme ante lo que se acaba?…, ¿qué me sale pedir?… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO
Me siento cerca de Jesús y de su mirada, como si presente me hallase… Apenas puede levantar su cabeza. Pido fuerzas para poderle acompañar a Él y a tantos jesuses en su pasión hoy, cuya vida, por enfermedad, persecución, hambre… va a una muerte segura en breve… y descubro su capacidad de aceptar la muerte… y la muerte en estas condiciones… en pura fidelidad sin consuelo, en desolación… Me tomo mi tiempo… Desde el corazón me sale poner a los que viven estas situaciones cercanas a la muerte en relación con la pasión de Jesús y decirles que Jesús ha pasado por donde ellos-as están pasando y que les puede comprender… ¿Cómo me siento?, ¿qué me sale pedir? Quizás vivir mi relación con Dios como los sarmientos en la vid para que pase su savia por mi vida… Me tomo mi tiempo.
Con Jesús, que no puede con su vida, desde la cruz, cerca de Él, me imagino que recuerda a su grupo. A los Doce que le han abandonado. A Judas que le ha traicionado y a pesar de eso, en el huerto, le llama amigo. A Pedro que le niega, pero a quien mira con unos ojos de perdón que le hacen llorar su cobardía. A su madre y sus discípulas que “observan todo a distancia”… Siento la soledad de Jesús… estoy impregnándome de su fidelidad y su capacidad de amar…, se lo pido… y también le pido por tantos que están dejados, abandonados de sus seres queridos, en residencias, hospitales, en sus casas, en… tantos lugares…, que descubran la compañía del Jesús de la soledad… Le doy gracias por su ejemplo… ¿Qué me sale pedir?…
Cerca de Jesús, me doy cuenta que va perdiendo todo: dignidad, honor, misión… Desprestigiado, humillado, le quitan todo: hasta sus ropas… Lo único que no le pueden quitar es la capacidad de amar y de perdonar en esa situación. Así fue fiel hasta el final. No perdió nunca su vínculo Vital con su Padre, aunque no sintiese su presencia… ¡Qué importante es ser capaces de asumir tantas pérdidas! Traemos a personas concretas que han perdido su salud, su empleo, miembros de su familia, han perdido el lugar donde eres alguien, el sitio entre los amigos… llevo estas pérdidas a las manos de Dios, de ellas nadie nos puede arrebatar… ¿Cómo me quedo?… Pido vivirlo así… Doy gracias porque Jesús es también maestro de vida en las situaciones de infierno en que nos coloca la vida…
5. COLOQUIO
Converso con Jesús. Lo hago en forma de resumen de lo vivido en la oración. Le cuento lo que más me ha llegado, lo que parecía que iba para mí, un texto, una palabra, una imagen… Le pido, le doy gracias…