Lc 24, 36-48
Imagen de Carlos Daniel en Cathopic
0. TEXTO
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con vosotros».
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «Mirad mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tocadme y ved. Un fantasma no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo». Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tenéis aquí algo para comer?». Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: «Cuando todavía estaba con vosotros, yo os decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos». Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de todo esto.»
1. SITUACIÓN explicación breve del texto
En estos días de Pascua seguimos con los relatos de las apariciones. Hay un texto con el que siempre se presenta Jesús resucitado “Paz a vosotros”… y termina con “perdonad vosotros tambien”. Así le reconocen. Pero surgen dudas. Esta experiencia espiritual ¿será real? “Atónitos y llenos de temor, creían ver un fantasma”. Curioso que esto suceda precisamente cuando estaban hablando de que le habían reconocido al partir el pan. Se preguntan: ¿nos estaremos engañando? Y Jesús: «¿Por qué estáis turbados y se os presentan esas dudas?”
Parece que necesitaban cerciorarse de que realmente era Él. Que el que murió en la cruz, es el que ahora se les hacía presente. Que no era un sueño. Por eso necesitaban reconocerle en relación con alguna escena que les había sido familiar con ellos en su vida pública. Recogemos tres: las heridas de los clavos: “les mostró sus manos y sus pies”. Las comidas que habían hecho con Jesús tantas veces al desembarcar:”¿Tenéis aquí algo para comer?». Ellos le presentaron un trozo de pescado asado”. Y el tocar, como Tomás fue invitado a tocar las heridas. “Tocadme y ved. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Podría haber dicho: Un fantasma no es real y da miedo. Yo doy paz y me sentís de verdad… saboread, tocad la realidad de esta experiencia que estáis viviendo.
Sólo cuando estamos convencidos, podemos ser testigos. Para ello son precisos dos pasos:
- Primero: cada uno-a tiene que hacer su propia experiencia interior y tenerla firme y asentada.
- Segundo: debe comprenderla y saber expresarla: “les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras”. Se trata de releer las Escrituras desde Jesús y encuadrarlas en los datos de su cultura, así cobra sentido para ellos y puede ser creíble para los demás.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en el cenáculo con los once, las mujeres, los de Emaús… De nuevo con Jesús que se les hace presente… su mensaje: “Paz a vosotros”… Paz a los que le habían abandonado, paz a los que le habían negado… Les noto que van soltando miedos y culpas… y van recuperando el sentido de vivir, las relaciones de la comunidad dispersa y rota tras la Pasión… No caben en sí de gozo por esta presencia sorprendente de Jesús… Yo también vivo lo mismo que ellos… me tomo mi tiempo…
Estando con ellos descubro que “Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer”… Les escucho: “es demasiado bonito para ser verdad, estamos soñando, no puede ser real… No estaremos ante un delirio colectivo… y si solo es fruto de nuestra imaginación”… Les veo en un mar de dudas… Agradezco de corazón vivir este momento, porque lo veo muy semejante a lo que nos sucede hoy en situaciones similares… Agradezco sus esfuerzos por objetivar y buscar la verdad de su experiencia… su discernimiento… saboreo el momento… me tomo mi tiempo…
Les escucho de nuevo comentar: “el que murió en la cruz, es el Jesús que ahora se nos hace presente, verdad?”… Jesús se les presenta de modo que lo reconozcan: “les mostró sus manos y sus pies” con los agujeros de los clavos… La experiencia de las comidas juntos «¿Tenéis aquí algo para comer?. Ellos le presentaron un trozo de pescado asado”… La realidad de sus heridas como Tomás. “Tocadme y ved. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”… Veo que van asumiendo la realidad y librándose de engaños… Agradezco de corazón gustar este momento…
4. JESÚS Y YO
Noto que Jesús quiere hacérseme presente en mi vida y personalmente se me acerca y me dice: “la paz contigo”… “¿no te acuerdas las veces que he pasado por tu vida, en tu infancia o adolescencia, cuando me descubriste como Alguien real, con ocasión del perdón… cuando te diste cuenta de que te acompaño permanentemente y vives con paz?”… Agradezco que así haya sido y siga siendo. Le cuento que así me gustaría seguir viviendo… y que tantas personas que conozco, lo vivieran…
También Te recuerdo las dudas que me inundaban cuando comencé mi apuesta quemando las naves de mi tiempo anterior: “¿estaré en mi sitio, será lo mio… y si estoy equivocado?… será esto lo que Dios quiere de mí”… Los textos del evangelio que aparecieron como clarificación del camino a emprender… las personas que me confirmaban con textos que clarificaban lo que a mí me sucedía o que con su experiencia daban por bueno la opción cristiana realizada… Te doy gracias por todo esto…
De nuevo le escucho: “quiero que seas testigo. Vete a predicar a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados”… Reúnete con aquellos que hayan experimentado lo mismo que tú… Se testigo y sed testigos juntos, sed una comunidad de testimonio”… Pido valentía para poder contar en los lugares en que me muevo lo que es vivir habitado por su Espíritu, por su energía vital, por su presencia pacificadora, lo que es sentir con los sentimientos de Jesús, mirar con su mirada, escuchar a su modo… Lo gradezco de corazón…
5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Termino escribiendo lo vivido, para que ayude a fijarlo en mi vida.