Los dos uno, de la misma carne

Mc 10, 2-16

0. TEXTO 

Algunos fariseos se acercaron a Jesús, y para tenderle una trampa le preguntaron si al esposo le está permitido separarse de su esposa. Él les contestó:

–¿Qué os mandó Moisés?

Dijeron:

–Moisés permitió despedir a la esposa entregándole un certificado de separación.

Entonces Jesús les dijo:

–Moisés os dio ese mandato por lo tercos que sois. Pero en el principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona. Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido.

Cuando ya estaban en casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre este asunto. Jesús les dijo:

–El que se separa de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; y si la mujer deja a su esposo y se casa con otro, también comete adulterio.

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

Todos admitían el divorcio porque así lo permitía la Ley de Moisés. El Deuteronomio 24,1ss, decía: «Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa…» Le hacen la pregunta para ver si es fiel a la ley de Moisés. Recordamos que una mujer repudiada, quedaba con un estigma social para siempre. Y este derecho de repudio sólo lo tenían los hombres.

Y Jesús les responde, no basándose en la ley de Moisés, sino en el relato original, el Génesis: “en el principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer” (Gen 1,27). Jesús continua recitando no con el texto de Gen 1,28: ”creced y multiplicaos…” sino con Gen 2,24: “dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sóla carne”. Une dos cosas que estaban separadas. Dos consecuencias: la esposa es de la misma carne. Es decir, pide la relación de lealtad debida a los de la propia familia. Como la misma carne, significa que participan de una misma vida humana y de una misma relación social, la esposa está por encima de las relaciones de la propia familia de origen.

Con el tema del divorcio, Jesús sitúa a la mujer en pie de igualdad con el hombre. Habla de que no sólo el hombre se divorcia, sino que también la mujer se divorcia del hombre. El horizonte al que aspira Jesús es el de ser los dos uno. Y, sin embargo, en su práctica, acoge a tantas personas con su matrimonio roto: a la adúltera, a la samaritana, etc. Pero lo mismo sucede con el tema del dinero: el horizonte es la plena disponibilidad de sus bienes. Pero acoge al joven rico a pesar de que no le sigue. Y en relación con los que han puesto su corazón en las riquezas, Jesús dice que para Dios nada hay imposible. Condena el pecado, no al pecador.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo allí donde los fariseos se le acercan a Jesús, como si presente me hallase, con mucha gente. Le traen una pregunta bien preparada para ver cómo cogerle en sus palabras y ver si, con su sensibilidad de cercanía a las mujeres, se salta la Ley en este punto. Por tanto: “le está permitido al esposo repudiar a su esposa”? … Se hace un silencio grande porque esto es algo muy sensible a quienes le escuchaban, hombres en su gran mayoría… Aprendo a esperar con paciencia las situaciones que nos ponen entre la espada y la pared, aparentemente sin salida… Me tomo mi tiempo.

Me doy cuenta de que Jesús toma aliento y los Doce también… Escucho cómo Jesús les devuelve la pregunta: “¿qué dice la ley?” … pero Jesús quiere decir su Palabra: Al principio no fue así: “Dios los creó hombre y mujer” … Saboreo la radical igualdad que Jesús aplica a hombres y mujeres… Aprendo de su sabiduría y de su libertad para plantear lo más verdadero, lo más original…

Y con los Doce y la gente, sigo escuchándole… Me doy cuenta de que interpreta la Escritura uniendo textos tomados de distintos lugares, conforme a su experiencia de “Abba” Dios. Así, se salta “el creced y multiplicaos” y cita “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona. Así que ya no son dos, sino un solo ser” … saboreo el reconocer la dignidad e igualdad de la mujer en relación al hombre…

4. JESÚS Y YO

Jesús, con su mirada penetrante y misericordiosa, se fija en esa situación de relación entre hombres y mujeres, pues su grupo es especial y tiene seguidoras… y me repite ”serán los dos una sola carne”… Me doy cuenta de que es algo nuevo que no está en su cultura porque la mujer no contaba con la dignidad e igualdad que Jesús le concede reinterpretando el texto del Génesis… Y saboreo su libertad y su atrevimiento….

Estoy en casa cuando los discípulos le preguntan de nuevo acerca del “ser los dos una sola carne”… Y Jesús: “si el hombre puede divorciarse, también la mujer”… Pone a la mujer a la altura del hombre y al hombre a la altura de la mujer. “Si al repudiar a la mujer, el hombre comete adulterio, también lo comete la mujer si repudia al hombre”… Sigo sorprendido…

Presento a Jesús tantos matrimonios actuales rotos… Le cito algunos nombres… Le pido por ellos y por los vueltos a casarse… Me recuerda: “trae a tu memoria tantas personas que trabajan con los matrimonios para ir sanando sus ruptura … Recuerda que están llamados a acertar y a ser una misma carne, del ser los dos uno”… Le pido a Jesús que yo también pueda ser cauce de reconciliación, de mediación, de sanación de heridas… Noto como si tocase mi corazón y me capacitase para ello… Le agradezco de corazón… Me tomo mi tiempo…

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos; de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … Suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Y termino escribiendo lo vivido, para que me ayude a fijarlo en mi vida.

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