El Buen Pastor

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Jn 10, 1-10

Imagen de Atmstudio (Pixabay)

 

0. TEXTO (leer los versículos enteros)

Jesús añadió:

– Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no conocen la voz de los extraños.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Volvió Jesús a decirles:

– Os aseguro que yo soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.

El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

 

1. SITUACIÓN 

Juan en este capítulo, pone en boca de Jesús, lo que su comunidad cristiana descubrió que era Jesús para ellos: El pastor que da su Vida, el que ha venido para que el grupo, la comunidad cristiana de Juan, tenga Vida y Vida abundante, el que les cuida, el que les saca de la esclavitud de la religión del miedo, el que va delante de ellos…

Es bueno conocer la situación en tiempos de Jesús: El pastor, el aprisco, las ovejas, la puerta… :

Cada familia tenía un pequeño rebaño de 5-10 ovejas, que pastoreaban los niños. Por la noche metían los rebañitos de todas las familias en el aprisco de piedra (aprisco único). No había puerta, era el pastor quien por turnos cuidaba el rebaño, él era la puerta. Por la mañana las sacaban y un peque de cada familia, llamándolas por el nombre o con un sonido característico, las reunía y las llevaba a pastar.

Sabiendo esto podemos ir comprendiendo la comparación. Jesús es el pastor: el que llama a las ovejas por su nombre. Es la puerta: el que cuidaba por la noche… Las saca por la mañana, las saca de la situación opresiva de su comprensión religiosa, para iniciar una nueva vida. Es un verdadero líder que va por delante dando la cara. A Él, si le sigue el rebaño. Cuida a las ovejas y por ellas da la vida, no como los falsos pastores (poderes de su tiempo).

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo con Juan en su comunidad cuando van narrando las anécdotas acerca de Jesús y me dice: “Todavía me acuerdo cuando nos eligió a los Doce, nosotros teníamos un nombre para él, como las ovejas tienen para el pastor, incluso nos cambió a algunos el nuestro para que quedase otro más de acuerdo a nuestra misión: a Simón le llamó Pedro… a Santiago y a mí nos llamó “hijos del trueno” por nuestra manera de ser…” Disfruto oyendo sus vivencias…

Le escucho también contar: “Jesús era como el pastor que sacaba a las ovejas del redil. Nos sacaba de esa comprensión de Dios que exige cumplimientos de leyes, que castiga, para llevarnos a un Dios de confianza, un Dios del amor y la verdad… La gente le seguía como las ovejas al pastor”… Gozo con esos hechos de vida que nos hablan de la novedad de su persona y su enseñanza… Me tomo mi tiempo… Pido tener los mismos sentimientos de Jesús…

Le sigo escuchando: “Él nos defendió, dio la cara en el Huerto de los olivos cuando vinieron a por nosotros: ¿A quien buscáis?… soy yo…si me buscáis a mi, dejad marchar a estos… Le detuvieron y… para nuestra vergüenza, no le defendimos. Pero Él sí nos defendió”… Aprovecho para aprender de Él a dar la cara por los que necesitan o están más débiles… Me tomo mi tiempo…

4. JESÚS Y YO

Aprovecho ahora para estar con Jesús que me mira personalmente como a alguien querido, de su grupo, “de su rebaño”… Me habla del episodio de los panes. “Cuando íbamos a tomar un día de descanso nos encontramos al desembarcar una multitud que nos esperaba… ¡eran tantos! Estaban como ovejas sin pastor, se me removieron las entrañas… Nos saludamos cariñosamente y comencé a enseñarles largo y tendido para que recuperasen la esperanza”… Me tomo mi tiempo… Pido tener entrañas de misericordia ante el desvalimiento ajeno…

Mirándome con ese cariño verdadero que irradia, me pregunta: «¿Cuidas tú a los demás con el cariño con el que yo te cuido? ¿Cómo cuidas a tu familia, a tus hijos, a tu esposa a tus padres?… ¿Cómo cuidas a tus compañerxs de comunidad y a los del trabajo?… ¿Qué atención prestas a los que no tienen a nadie, muchos sin techo, muchos presxs?”… Le pido cuidar a los demás como me siento cuidado por Él… Me tomo mi tiempo.

Seguimos hablando sin prisa, como dos viejos amigos que necesitan saber uno del otro. Sigue preguntándome: «¿Cómo cuidas a Dios, cómo cuidas tu relación con Él… Con qué frecuencia hablas con Él?… Y a ti mismo, ¿te cuidas con un cuidado verdadero, que sabe concederse descansos, que sabe ponerse límites para no abandonarse o hacer daño?»… Me quedo rumiando sus preguntas… Me quedo con el deseo de vivir la vida como él me lo plantea… Lo pido…

5. COLOQUIO

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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