Adviento

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Mt 24, 37-44

Imagen de Toni Ferreira (Pexels)

 

0. TEXTO (leer los versículos enteros)

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Los mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: Si el dueño de la casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

1. SITUACIÓN                                                         

Todo el Antiguo Testamento es un tiempo de esperar la salvación. La realidad es dura y sangrante. Por eso Isaías nos sitúa en una utopía: Que Dios salve y que traiga la plenitud de cada ser humano y de la humanidad toda. Esto lo entendían como una intervención de Dios, desde fuera, directa, con su poder… Hacer posible la salvación.

La propuesta del Nuevo Testamento es la salvación desde dentro de la historia, en Jesús de Nazaret hecho humano. “A Dios nadie le ha visto jamás, su Hijo único que ha estado en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer”. Jesús vaciándose de sí mismo y habitado por Dios, desarrolla su humanidad llegando a la Plenitud humana. Así salva.

Y desea que esto mismo desarrollemos los demás (no sólo los cristianos, sino todos los seres humanos de todas las culturas). Adviento sería tomar conciencia de esa propuesta de salvación que, como Jesús, llevamos en nuestro interior (estamos habitados por Dios, somos Templos del Espíritu Santo). Se trata de comenzar a desarrollar esto que somos para llegar a ser en plenitud, como Jesús lo hizo. Eso es el adviento.

El hijo del hombre viene a salvar. Estate preparado, no pierdas la oportunidad, no estés distraído. No os suceda como en tiempos de Noé. Dios llega desde tu interior. En cualquier instante de tu vida, puedes descubrir la Plenitud en ti. Jesús está queriendo despertar en ti todo tu potencial. Estad despiertos.

2. HACEMOS SILENCIO 

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Nos situamos con Jesús en el Templo con sus discípulos-as y con los Doce, y yo con ellos… Escucho con atención a Jesús: “Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos”… o sea, vivían enfrascados en el ritmo de vida que les marcaba la sociedad de su tiempo y tenían unas rutinas de mediocridad… Me identifico con esa situación…

Jesús continúa y escucho con atención: “De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre”… Me doy cuenta de que, sin embargo, las situaciones y procesos personales de quienes habitan esa sociedad son diferentes. Unos se han abandonado y otros y otras siguen vivos… Hay lugar para la esperanza… ¿Cómo me hace sentir? Me tomo mi tiempo.

Me fijo en lo que los discípulos comentan: “Lo de Jesús es otra cosa, algo más personal, algo que nos responsabiliza, no sólo cumplir lo que te dicen”… Disfruto porque quieren ser de los que siguen vivos en medio de aquella ola uniformadora de la religión ambiente… y yo también disfruto de la propuesta vital de Jesús…

4. JESÚS Y YO. ME  SITÚO EN EL HOY. 

Jesús, ahora mirando a su alrededor, se dirige a mí: “Estad prevenidos, porque vosotros no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”… Continúa: “Dios siempre está queriendo llegar a vuestra vida… pero es fundamental que estéis preparados para recibirle…” Me imagino que esto es como cuando uno quiere ver salir el sol. Si no estás cada mañana levantado a la hora y atento, te pierdes esa maravilla… “Estad preparados”. ¿Cómo me siento con ese deseo de Dios para mí? Para todos y todas…

Jesús continúa: ”Dios quiere estar saliendo permanentemente a tu vida, quiere estar dándote luz, calor desde tu interior… no estés distraído, no estés a otras cosas que te sacan de tu centro vital”… Yo continúo comentándole: Que no esté a comilonas, a hacer mi vida, a placeres… que no me puedan ni las desganas, ni el sinsentido, ni la pereza… Agradezco la acción de Dios y la contrasto con mi respuesta mediocre… Me tomo mi tiempo…

Me sigue animando: “Vive preparado, vive entrenándote como el atleta para las olimpiadas”… y yo le digo: “Los mensajes de la propaganda de consumo inundan las redes sociales, los medios”… y Jesús: “Entrena para estar despierto, vigilante… a la realidad de Dios en ti, a las llamadas de fraternidad que aparecen a tu alrededor y en esta sociedad, que las hay…» Repito sus palabras a fin de que me lleguen al corazón…

5. COLOQUIO

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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