El Grupo Oikos retoma su actividad

El 4 de noviembre, el Grupo Oikos se reunió de nuevo en Pamplona de forma telemática. El encuentro se centró en compartir reflexiones personales a partir de la lectura del cuaderno 212 de Cristianisme i Justícia (CJ) bajo el título de Creer en la sostenibilidad. Las religiones ante el reto medioambiental y cuyo autor es Jaime Tatay, jesuita que ya nos ha visitado en anteriores ocasiones a la sede de Pamplona del Centro Loyola.

Partiendo de esta lectura para profundizar sobre el papel de la religión frente al reto ambiental actual, se plantearon diversas preguntas desde una perspectiva espiritual. ¿Es la Iglesia (institucional) en este momento una voz autorizada o más bien tiene antes pendiente un camino que recorrer? ¿El actor religioso es relevante en el actual discurso social? ¿Cuál es la tendencia de esa poca o mucha relevancia?

Una de las primeras cuestiones compartidas por algunos de los participantes fue el propio valor que tiene leer la Biblia en clave ecológica, porque es posible y enriquecedor. Entrando en las cuestiones relacionadas con el cuaderno de CJ, la reunión fue desarrollándose de acuerdo a las diversas dimensiones desde las que las religiones, en concreto la católica, podían aportar al debate ambiental. Entre estas destacaron la dimensión penitencial o la dimensión ascética. Todas ellas permitieron abrir una reflexión en la que surgieron cuestiones como las consecuencias ambientales en los países más pobres (agua, minería, madrea, basura, etc.). Otras, como la dimensión ascética, también fue destacada por su implicación directa en el uso de los recursos a nivel personal. En este sentido, una conclusión compartida por todos los participantes fue la necesidad de aprender a vivir con menos cosas de las que la sociedad invita a tener.

Del mismo modo se subrayó la importancia del trabajo comunitario para progresar en el reto de cuidar el entorno natural, la casa común. Sobre este cuidado de la casa común, algún participante resaltó que la dimensión mística desde la que parten muchas religiones da un significado más profundo y relevante a la propia labor de proteger el entorno. Para otro participante, la dimensión profética no debía ser pasada por alto, pues tenía la capacidad de unir la dimensión ambiental y social. En el marco cultural en el que nos encontramos es importante resaltar la relación existente entre la manera en la que nos tratamos entre nosotros y la manera en la que tratamos la Tierra.

Algunas reflexiones que surgieron avanzando en la reunión reflejaron la responsabilidad individual. Ser conscientes de la capacidad que cada uno tiene de transformar sus propias acciones concretas, como las razones que nos impulsan a elegir lo que compramos, puede ser una cuestión que marque la diferencia. Y sobre la labor individual y comunitaria frente al reto ambiental, hubo algún pensamiento que planteó dudas sobre la idoneidad en un contexto como el actual de reforzar la dimensión apocalíptica, la de no retorno, del problema ambiental.

En general, y como conclusión, existió una sintonía general al considerar que estos planteamientos resultaban ser muy sugerentes y poco convencionales. Así mismo, apareció la necesidad de profundizar en estas cuestiones pues, entre otras cosas, las dimensiones en las que interviene la conversión en el fenómeno ecológico requieren muchos cambios en nosotros mismos. Las aportaciones absolutamente genuinas de las religiones requieren una reflexión y oración. Finalmente se puso el foco en la necesidad de rescatar la dimensión comunitaria frente al individualismo hegemónico actual.

¿Te gustaría participar en el Grupo Oikos? Escríbenos a cloyola.pa@arrupeetxea.eus.

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