Ascensión. De la consolación a la misión

Online, Pamplona

Mateo 28,16-20

0. Subrayados del texto del evangelio

Al ver a Jesús, le adoraron, aunque algunos dudaban…  Jesús les dijo: Id, pues, y haced mis discípulos a todos… bautizadlos… y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado… yo estaré con vosotros todos los días

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

Este texto se puede comprender como el paso de una etapa de experiencias fundacionales (personales y comunitarias del resucitado) a otra de misión. A los que conocieron a Jesús en persona, se les dio la posibilidad de experimentar que el crucificado sigue Vivo de otra manera (en Espíritu) y así le sienten en sus vidas, y notan que su Vida les habita. Esa fue su experiencia clave fundacional.

Eso pide un cierre de etapa. Es el final del evangelio, hablan de Ascensión (Jesús va a la derecha del Padre, a su Plenitud total en Dios). La despedida definitiva… se va. ¿Nos deja, nos abandona?

Nos dice: “Yo estoy con vosotros”, en este nuevo periodo, en este nuevo tiempo (acompañando la Misión: Cfr Hch)  todos los días, hasta el fin del mundo. Está con ellos de otra manera. Igual que lo está ahora con nosotros. Ojalá lo vivamos así.

Y ahora ¿qué hacemos? anunciar otros lo vivido, por tanto se trata de salir. “Id por todo el mundo y haced mis discípulos” o sea poner a las personas en relación con Jesús. Que puedan optar personalmente. Cada uno dice su nombre al bautizarse. Y así iniciar una nueva vida, ser consagrados al Padre, a la Fuente de donde todo nace, al Hijo, ejemplo de Vida y al Espíritu Santo en cuya onda, caminamos. “Enseñándoles a cumplir lo que os he mandado”: en Mateo, el mandato, la enseñanza central son las Bienaventuranzas.

¿Cómo prepara Jesús ese paso? Convoca a los once en un monte (símbolo de la presencia de Dios). Y allí sucede algo que va con nosotros: “le adoraron, aunque algunos dudaban”. ¿Cómo pueden dudar si han experimentado al resucitado durante este tiempo, podemos decir, lo han vivido todavía hace unos días? Además, ha sido lo central de sus vidas. ¿Conclusión? la confianza se renueva cada día, las grandes experiencias marcan, pero no son de una vez para siempre. Ni la del resucitado determina la respuesta de entrega. ¿Y nosotros? cada día renovamos nuestra respuesta.

2. Comenzamos la oración HACEMOS SILENCIO

Respiramos…profundamente… la respiración nos ayuda a salir de nuestros pensamientos (que nos atosigan) y nos centra en el presente. A lo que estamos…

Nos serenamos… Nos centramos… evitamos la dispersión.

Tomamos distancia de nuestras preocupaciones…. Ya las retomaremos después…

Conectamos con nuestro interior, con lo que nos habita, con nuestra Fuente de Vida.

Vamos haciendo silencio interior. En primer lugar, silencio no es ausencia de ruido sino ausencia de ego. Para hacer silencio lo mejor es “salir de nuestro propio amor, querer e interés…”

Nos vamos preparando para escuchar a fondo…

Pedimos vivir esta oración con confianza-disponibilidad y con dedicación…

3. VEMOS, ESCUCHAMOS, SABOREAMOS EL TEXTO. YO ME HAGO PRESENTE -revivo LA ESCENA. VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo y entro en el texto, que es para que lo viva, lo experimente yo hoy…

lo hago uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y los Once. Y me hago presente.

Me situo en la montaña con los Once y con Jesús (en Mateo, la montaña lugar muy simbólico,  Jesús el nuevo Moisés, da la ley, Jesús las bienaventuranzas…)…es un escenario de los grandes momentos… y así me sitúo, para algo bien importante…

Observo con atención cuando le adoran, y le sienten como el Absoluto de sus vidas, pero me sorprendo cuando algunos dudan… cómo puede ser me pregunto cuando han vivido las experiencias del resucitado… Y pido capacidad para confiar…

Oigo las palabras de Jesús: “se me ha dado toda autoridad, … id y haced mis discípulos … bautizadlos… enseñarles… yo estaré con vosotros…” y las hago mías.

Miro actitudes: Jesús que convoca a los Once, les reúne, que les envía, con una misión: hacerles discípulos, o sea, poner a las personas en relación con Jesús, para que puedan  experimentar su salvación y consagren su vida al reinado de Dios… Pido ser un buen trasmisor del mensaje…

Saboreo, gusto la escena. Me tomo mi tiempo… Huelo el aroma de confianza y ánimo que Jesús crea en aquel grupo … sin prisa, repasamos la escena para que se grabe en mi recuerdo… y pido.

PETICIÓN.  Que viva la misión desde la confianza que Jesús me da. Y que responda desde esa confianza recibida.

4. JESÚS Y YO. (Que el texto ilumine mi vida)

Me sitúo al interior del texto del evangelio. Los Once con Jesús en el monte, en el que he escuchado, saboreado, mirado …, descubro que ese mismo Jesús, quiere tener su espacio conmigo: me mira con entrañas de misericordia, se fía de mí, me envía en misión: “id al mundo entero…” Me envía como a los apóstoles, después de haber experimentado mi  encuentro con Él … y llenar de confianza  mi fuente de Vida… y se lo agradezco…

Ahora viviendo esa misión, que consiste en la tarea de la Fraternidad, del Reino, noto que a veces se me nubla su presencia, no confío en que está conmigo… como a alguno de los Once “que dudaban” … y me dejo trabajar por Él la confianza, … la constancia… el día a día… le pido que siga confiando en Él.

Le cuento cómo me cuesta el día a día, y cómo me puede la mediocridad o cómo me digo que me voy a dedicar un momento diario a escucharle personalmente, a volver a mis Fuentes de Vida, a orar… y siempre encuentro algo más urgente para hacer…

Le escucho: “Yo estoy con vosotros”, estoy contigo, en este nuevo periodo, en este nuevo tiempo, que para nosotros es el tiempo de desconfinamiento… Y yo le digo que quiero estar allí donde Él está… y quiero hacerlo viviendo las bienaventuranzas… y se lo pido de corazón que así sea…

5. COLOQUIO. En actitud coloquial con Jesús, le cuento lo vivido en la oración lo que más me ha llegado, lo que parecía que iba para mí, le pido, le doy gracias…

keyboard_arrow_up