Cristo Rey

Jn 18, 33-37

Imagen de Johan Bergström Allen en Wikimedia commons

0. TEXTO 

Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:

–¿Eres tú el Rey de los judíos?

Jesús le dijo:

–¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?

Le contestó Pilato:

–¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

Jesús le contestó:

–Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.

Le preguntó entonces Pilato:

–¿Así que tú eres rey?

Jesús le contestó:

–Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.

1. UN COMENTARIO DEL TEXTO

Lo primero que choca en el texto es que se sitúe a Jesús como Mesías rey perdedor y vencido. Por eso, este reinado no tiene que ver con lo que nosotros conocemos por conquistar los pueblos por las armas y llegar a la cima del poder. Lo de Jesús es distinto: “Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos”. Sí, acontece en este mundo, pero no al estilo de este mundo.

Entonces ¿qué tipo de reino es? Primero, no es una conquista por la fuerza de las armas como pensaban sus contemporáneos… es una conquista de los corazones para crear condiciones de fraternidad humana, eso es vivir en verdad: “Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan”. Testigo de la verdad de Dios: Dios Abba (papá, mamá), Dios que inspira e impulsa a hacer familia humana, el reino de la fraternidad.

No podemos olvidar a Jesús en la Cruz: Jesús Nazareno Rey de los judíos: INRI. Jesús reina desde la cruz. Por llevar adelante la misión de fraternidad del Padre, lo da todo: tiempo, energías, penurias, hasta vaciarse del todo, de todo aquello a lo que estamos más aferrados, a la vida. Así llega a ser Rey, hace posible el Reinado de Dios, lo ha dado todo para que los “nadies” y los demás, sean personas con un sitio en la mesa fraterna y con un corazón compasivo.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. VEMOS, ESCUCHAMOS, SABOREAMOS EL TEXTO. Me hago presente: ver, oír, gustar…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en Jerusalén en el palacio del gobernador romano, en el lugar donde celebran un juicio público de urgencia contra Jesús, “en cuanto se hizo de día”… Jesús es entregado por las autoridades del país natal (Judea) a las autoridades de país invasor (Roma)… Acompaño a Jesús… Qué duro tener que pasar por un juicio popular… Un juicio del invasor romano… Entregado y acusado por los propios de su pueblo… Acompaño a Jesús en ese trance… Acompaño sin comprender… Pido saber estar…

Comienza el interrogatorio: me sitúo no lejos de donde Jesús está siendo juzgado… Pilato quiere saber de qué va esto y le pregunta: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”… “los jefes de tu nación te han entregado a mí: ¿Qué has hecho?”… O sea, ¿qué delito has cometido? Qué duro ser considerado un malhechor… En un juicio público… Los seguidores, sobre todo los más cercanos, y los apóstoles, quieren tomar distancia, pueden ser sospechosos por andar con Él… Estoy desconcertado… ¿Qué está sucediendo? Me tomo mi tiempo…

Miro a Jesús que me mira… y escucho su respuesta a Pilato: “Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos”. Comienzo a comprender que su reino no tiene que ver, tanto, con conseguir el poder y desde arriba organizar la sociedad sino ir consiguiendo, desde abajo, que los “nadies” y los sin nombre, vayan teniendo un sitio en la sociedad y así hacer surgir la mesa de la fraternidad… Me tomo mi tiempo.

4. JESÚS Y YO

Sigo presente en el diálogo de Jesús y Pilato… Cómo mira Jesús a Pilato… Con verdad… y gira su mirada hacia mí y me mira también… Lo hace con verdad… Me cuesta aguantar su mirada, porque si viviese plenamente en verdad y fuese consecuente, podría sostener más fácilmente mi mirada… Pero también descubre mis buenos deseos y mis cortas realizaciones… Le pido que esa coherencia de vivir en verdad…

En ese escenario terrible, de ser juzgado como malhechor, voy haciendo memoria del recorrido que Jesús ha realizado para que quieran destruir su persona y, con ella, su imagen de Maestro de Vida… Repaso: Que Dios es Abbá, no Juez castigador; que el sábado es también para sanar no para cumplir; que el Templo no es lo sagrado, sino las personas son templo del Espíritu Santo; que quienes están perdidos no merecen el rechazo y el desprecio, sino una segunda oportunidad… Lo hago mio a fin de poder vivir en verdad…

Le voy pidiendo a Jesús, en esta situación de ser juzgado y descalificado, que aprenda yo a ir ganando en entrega total: “Jesús, que no sólo me conforme con dar una limosna ocasional sino que lo mío sea un compartir duradero, que no me quede en participar en programas de promoción de los vulnerables sino que eche mi suerte con ellos, que no viva un estilo de vida individualista que genera pobreza sino un estilo compartido donde todos tengan sitio, todos tengan vida…» Se lo pido de corazón para vivir en su verdad… Me tomo mi tiempo.

5. Vamos terminando la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu.

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