Mc 1, 1-8
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0. TEXTO
Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. El profeta Isaías había escrito:
“Envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor, abridle un camino recto!’ ”
Sucedió que Juan el Bautista se presentó en el desierto bautizando a la gente. Les decía que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonase sus pecados. De toda la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía saltamontes y miel del monte. En su proclamación decía:
“Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.”
1. SITUACIÓN explicación breve del texto
Este texto nos cuenta que Juan es la persona que trae la oportunidad de Dios para TODOS, en un Pueblo donde no hay oportunidades. Las personas de aquella sociedad, no sólo no podían salir de su estado de vida, sino tampoco podían ganarse el favor de Dios, la aceptación de Dios. Les decían que, con la vida que llevaban, Dios estaba alejado de ellos y no había modo de conseguir su cercanía. Como en aquel Pueblo, Dios era lo más importante, era lo que definía su situación vital, el no poder vivir su amistad les sumía en una profunda tristeza, con un modo de vivir culpabilizado y sin poder cambiar su suerte.
Juan es la persona que trae una oportunidad de Dios para TODOS. Juan anuncia que Dios llega a cada persona y al Pueblo, para TODAS-OS. Esta noticia era tan increíble, que al comienzo dudaron si podía ser cierta. Y es que en el Pueblo de Israel llevaban 250 años sin profetismo. Era algo totalmente novedoso que cambiaba radicalmente la situación en la existencia de las personas. Dios les daba una oportunidad. Y así lo fueron creyendo. Por eso muchos se acercan a bautizarse, para poder iniciar la vida, con un pasado perdonado, con una reconciliación con lo central de su vida, “confesaban sus pecados y eran bautizados”. Introducidos en el agua, dejaban su pasado en el río y se disponían a llevar adelante la oportunidad de vivir en paz con Dios… y reconocidos en el pueblo. Inician una vida, con un pasado perdonado…
Hoy se podrían leer como que a los presos se les cancelen los antecedentes penales, cancelen las noticias que se propagan por internet y degradan a la juventud más frágil, cancelen las deudas de los atrapados con engaño en hipotecas y usura, aumenten los espacios de las oportunidades para los sin salud mental, para los sin hogar, para los sin nombre, para los países fracasados, para los desesperados, para los más vulnerables donde la pobreza tiene cara de mujer (monoparentales madre con hijo-s), se revierte la espiral de la exclusión, el reconocimiento de las víctimas, una oportunidad a la paz en las guerras, etc. Y más cosas que irían sucediendo si aprovechásemos HOY la oportunidad de Dios.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en la escena, entro en ella, como si presente me hallase: allí está Juan que anuncia la conversión, unido a la multitud que llega para bautizarse. Entre ellos andará Jesús… Escucho que les dice: “bautizaos para que Dios perdone vuestros pecados, y quite de vosotros esa carga pesada, esa mochila que lleváis al hombro que os hunde”… Aprovecho para saborear ese momento donde la gente siente que Dios es el perdonador y no el justiciero…. Que su vida tiene una oportunidad. Hasta ahora, nadie hasta ahora se la ha dado… Me tomo mi tiempo para saborear esta gran noticia…
Miro cómo, al confesar sus ofensas, Juan les introduce en el agua, y escucho que les dice “suelta ese saco tan tremendo que llevas al hombro, en el rio, para que el agua se lo lleve rio abajo y disuelva los daños que has causado… Dios te perdona… te da esta oportunidad… comienza de nuevo”… Veo tantos y tantos que acogen la oportunidad que sienten que es de Dios… La acojo y me sumo al deseo de una vida que comienza de nuevo… Me tomo mi tiempo y rumio en mi interior con gusto lo que estoy viviendo…
Veo a las personas salir del agua con la alegría de comenzar una nueva vida y con la paz de vivir una oportunidad única… Recuperar la cercanía con Dios… Quedan asombrados de que Dios les quiera como son… y sentir que, además del cariño de Dios, está el reconocimiento de las personas que les rodean… que han decidido comenzar una vida nueva… Arreglar las relaciones rotas, reconciliarlas…. Saboreo el momento, sin prisa, la reconciliación con Dios y con todos…
4. JESÚS Y YO
Sigo en la zona del Jordán donde Juan bautiza… siento que esto va también por mí… y le cuento a Juan: “estoy viendo cómo llegan al lugar de la oportunidad, tantas personas, como si llegasen al black friday, pero en vez de ir a comprar y a comprar, van a cambiar y a cambiar, para centrarse y centrar sus vidas”… Disfruto de tantas personas deseando una vida nueva, un nuevo comienzo para sus vidas, una oportunidad impensable… Y yo también me sitúo feliz…
Yo me encuentro junto con tantos y tantos en nuestros Jordanes. Me sitúo en la presencia de Juan que me cuenta: “que bueno ver tantas personas que buscan hoy una oportunidad para rehacer sus vidas, para reconocer sus caminos equivocado, los fuegos de artificio con apariencia de verdad, propuestas de placer, de consumos, gastos superfluos, de distracciones, tantas ofertas que descentran”… Le comento la importancia de salir de esa cultura donde la referencia soy yo, mi ombligo, mis intereses individualistas… y me dejo bautizar… me experimento acogido y conectado con el Dios de la Vida… y pido también encontrar ambientes de Vida auténtica…
Al salir del rio Jordán, en la presencia de Juan, me siento con ánimos de iniciar una nueva vida, en la confianza de haber sido perdonado, de sentirme querido en mi miseria… y agradezco y agradezco… Quiero vivir conectado con el Dios de la vida, para vivir en su Espíritu, en su onda, en su amistad… Me tomo un tiempo para poder saborear con gusto este momento de aceptación incondicional… y de iniciar algo novedoso y que llena de verdadera alegría… e incluso voy descubriendo algunas pistas para poder comenzar a vivirlas: oración, grupo, acompañamiento…
5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Termino escribiendo lo vivido, para que ayude a fijarlo en mi vida.