Jn 16, 12-15
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
“Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros. Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará, porque recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer. Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer.»
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Años atrás se reflexionaba sobre la Trinidad desde la Filosofía: ¿Quién es Dios? Y se deducía: El omnipotente, el omnisciente, el omnipresente… Pero si queremos saber quién es el Dios de Jesús tenemos que emplear otro método, partir del evangelio, de lo que Jesús nos dice, de su experiencia. En el texto del evangelio de hoy vemos que todo lo del Padre es suyo y nos recuerda que cuando venga el Espíritu de la verdad nos guiará a la verdad plena. Aparecen Padre, Hijo y Espíritu en una plena unidad, Comunidad de Amor. La Trinidad apunta a que Dios es relación, no alguien solitario.
La Trinidad, nuestro Dios Amor, nos hace partícipes de esa comunidad de amor. De hecho vivimos al interior de Dios, de una Comunidad Viva que nos abraza, que nos sostiene y nos cuida. Una Comunidad que nos quiere en comunión con ella. Una Comunidad que nos ha creado a su imagen con capacidad de relacionarnos amorosa y servicialmente con los demás. Estamos zambullidos en el amor de Dios que nos une, como gotas de agua en el océano. Toda la realidad sabe a Trinidad, “llenos están el cielo y la tierra de tu gloria” decimos cuando recitamos el Santo.
Ser cristiano es sentirse viviendo al interior de esa Realidad Comunitario-amorosa de Dios, sentirse creado y criado por El, descubrir nuestro parecido con Él, con la Comunidad de Amor. Como los hijos se parecen a los padres, los humanos hemos salido a Dios-Amor. Estamos en Dios y Dios nos habita. “No soy yo, es Cristo quien vive en mí” dirá Pablo… Se trata de mantenernos conectados a Él para dejar que entren en nuestra vida sus deseos de fraternidad. Eso nos llevará a vivir en Él nuestras relaciones interpersonales y nuestras relaciones sociales, hasta que Dios sea todo en todos.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto y me sitúo en el Cenáculo, en ese espacio de intimidad, en ese ambiente de emoción contenida. Estoy reunido con Jesús, los Doce y las mujeres que lo siguen. Me uno al silencio de la noche y sobre todo a la persona de Jesús que les está abriendo su corazón y les cuenta lo que lleva en lo profundo de sí… Me siento en un espacio sagrado… ¿Cómo estoy viviendo este momento? Me tomo mi tiempo… Saboreo el momento…
Comienzo a escucharle: “Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros”… Miro a Pedro, a María… Tengo la impresión de que les suena a despedida… Les miro y descubro un halo de tristeza… Noto que Jesús se da cuenta de la carga que soportan los hombros de sus discípulos y sólo les cuenta lo que pueden comprender… Le agradezco que conozca tan bien a las personas, que me conozca tan bien…
Jesús continua: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad”… Escucho a Juan que les comenta: “Comienzo a comprender que ese Espíritu que aleteaba al comienzo de la creación es el Espíritu que ha llenado de Vida a Jesús y que cuando Él termine sus días será nuestro guía”… Parece que intuyen algo novedoso, algo que suscita esperanza… ¿Cómo se quedan?… ¿Y yo? Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Le sigo escuchando a Jesús con toda atención: “El Espíritu no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder”… Los discípulos le preguntan a Jesús: “¿Y cuando no estés?”. Escucho: «Os enviaré el Espíritu Santo… La Fuerza del Padre a vuestras vidas… Así lo experimentaréis y aprenderéis a hacer frente a las nuevas situaciones con las que la vida os sorprenda”… Comprendo que el Espíritu será mi brújula para orientarme en las situaciones concretas de la vida… Le doy gracias de corazón… Repito sus palabras para que se graben en mi…
Continúa hablando: “Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer”… Noto cómo Jesús quiere que sus cercanos se puedan zambullir en la experiencia de Dios Abbá-papá-aita de quien todo proviene, en la experiencia del Hijo, hermano de todos y en el Espíritu, quien les va a guiar y alentar como condujo a Jesús durante toda su vida… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale agradecer o pedir?… Me tomo mi tiempo.
Jesús me mira y me llama a vivir esta experiencia del Dios comunidad de amor en esta sociedad que hoy me ha tocado en suerte. Escucho a Jesús: “Como nosotros somos uno y una relación de amor, así también sed vosotros esa comunidad de amor en vuestra cultura”… Le cuento a Jesús que nuestra cultura es diversa, interreligiosa, intercultural… De nuevo me dice: “Vive conectado a mí para ser una verdadera familia”… Le pido que en la familia, en la escuela, en lo laboral seamos como una familia… ¿Cómo me siento? Me tomo mi tiempo…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.