Tanto amó Dios al mundo

Jn 3, 14-21

Time for a Change
«Tiempo para cambiar» Imagen de Alexandra en Pixabay

 

0. TEXTO 

Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

El contexto: es el encuentro entre Jesús y Nicodemo. Esta era una persona de edad avanzada, acostumbrada a un estilo de vida, para quien la salvación consistía en cumplir una serie de normas y leyes y así adquirir méritos. Haciendo un poco de caricatura: seguir una especie de vademécum moral para asegurar la salvación. Socialmente era lo que se llevaba y los que vivían así gozaban de imagen y reconocimiento social. Esta persona va donde Jesús porque descubre algo novedosos en Él. Jesús le plantea: El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.

¿Qué es nacer de nuevo? Jesús le pone el ejemplo de la serpiente de bronce del AT. El pueblo, en su camino por el desierto, pasó por un hábitat de serpientes, las cuales conseguían sus presas agazapadas en la arena. Mordieron a mucha gente y bastantes murieron. Para evitar más muertes Moisés construyó una serpiente de bronce (señal de muerte y de vida, antídoto para curar) que cuando la miraba la gente quedaba curada. Pues de igual modo ahora: “Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. En la cruz llega la Plenitud de la entrega y de la humanización, la salvación. Jesús en la cruz es, para Juan, el momento de gloria, de la máxima entrega en la confianza y en la fidelidad y por tanto la expresión máxima de lo que es la Vida.

  • Nicodemo será salvado, en primer lugar, en la medida en que se sitúe como el pueblo de Israel, que reconozca su fragilidad y descubra la necesidad de que Dios le salve, que viva la experiencia de dejarse sanar por la acción de Dios y no por su conocimiento de la ley o por su cumplimiento. Dios le salva en su impotencia como al pueblo en el desierto.
  • Además en la medida que vaya descubriendo un Dios distinto: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único”. Dios no es el que premia a los que cumplen la ley y castiga a los que no la cumplen (muchas veces porque no la pueden cumplir). Dios es el que se entrega del todo, entrega lo mejor que tiene.
  • También en la medida que vaya creyendo en ese Dios, haciendo su experiencia “para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”. Hacer la experiencia del Dios de Jesús, de un hijo que se entrega hasta el extremo por amor: “el Hijo del hombre ha de ser levantado para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. Que haga la experiencia de vivir en la onda de Jesús, en su Espíritu, conectar con su energía Vital para que nuestras decisiones, pensamientos y acciones vayan alineados con su amor hasta el extremo. Así es como recibe vida eterna, vida plena, vida buena…

2. Comenzamos la oración HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. Vemos, escuchamos, SABOREAMOS EL TEXTO. Me hago presente, revivo la escena. VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Comienzo la contemplación situándome, como si presente me hallase en el encuentro entre Nicodemo y Jesús. Una noche oscura veo acercarse en secreto a un miembro del sanedrín (del Congreso) a hablar con Jesús… Es Nicodemo, que es alguien que busca. En todos los sitios hay personas abiertas, afortunadamente también entre los fariseos… Nicodemo se da cuenta de que lo que vive y anuncia Jesús da más Vida que lo que él vive. Allí se sienta con Jesús que le estaba esperando. Yo, con discreción, me hago presente por aprender de dos personas grandes… me tomo mi tiempo. Observo… Estamos ahí sin mediar palabra, estando tranquilamente … ¿Cómo me siento interiormente?… Estoy ahí con ellos, saboreando la compañía…  Pido saber estar, estando… Me tomo mi tiempo…

Escucho a Nicodemo decirle a Jesús: “Maestro nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con Él”. Nicodemo le habla desde las obras-signos que hace Jesús, desde lo que se ve al exterior… Jesús le escucha y le quiere comunicar desde dónde le sale su actividad exterior, su mundo interior. Y eso es lo que desea para él: “si no naces de nuevo no puedes ver el Reino de Dios”… Jesús le sitúa en la onda del Espíritu, de escucha por dónde va la Vida de Dios hoy… ¿Cómo me siento interiormente al escucharlos?, ¿cómo me deja el texto?… ¿Qué le pido? Quizás la valentía de vivir mi vida en verdad… la humildad de Nicodemo…

Jesús comienza a plantear “Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. Yo estoy cerca de ambos y noto los deseos de Nicodemo de iniciar con Jesús una búsqueda humilde, desde su debilidad, desde su no saber. Y noto cómo se lo expresa a Jesús: “No entiendo, pero intuyo que la vida va por ahí”… ¿Cómo me siento interiormente al escucharlos?, ¿cómo me deja el texto?…  Y pido… ¿qué me sale pedir? A lo mejor la libertad para iniciar algo que valía la pena y he tenido la valentía de afrontar… Me tomo mi tiempo

Jesús sitúa a Nicodemo en la lógica del amor que se entrega: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único»… Le sitúa en la onda de un Dios amor que está dispuesto a entregarlo todo, hasta lo más querido: el Hijo (como Abraham a Isaac). Así es Dios, una imagen que no era la suya… Le sigue diciendo: “porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo” “en esa onda sería bueno que pudieras entrar para tener Vida». Se trata de que hagas esa experiencia de sentir el cariño de Dios en ti, que te quiere como hijo… y que tengas su Vida para que vivas desde ahí y des Vida con tu vida. Huelo la profundidad de lo que hablan y saboreo la sinceridad de sus palabras…  ¿Cómo me siento interiormente al escucharlos?, ¿cómo me deja el texto? Y pido… ¿qué me sale pedir?

4. JESÚS Y YO

Jesús fija su mirada en mí y me dedica su tiempo, me dice: recuerda en esta pandemia a tantas personas, como Nicodemo, que están queriendo acertar con su vida, dándose cuenta de que la vida que llevaban no era vida y están buscando. También están quienes han roto sus equilibrios vitales y han caído en la bebida, en la soledad… o quienes se han dado la vuelta y están en una búsqueda inesperada para bien…  Voy trayendo personas que conozco o he leído…, le digo sus nombres a Jesús… y me tomo mi tiempo… ¿Cómo me quedo?, ¿qué sentimientos produce esto en mí?…  Y le pido…

Le cuento a Jesús cómo hay personas que en la pandemia, como Nicodemo, han comenzado a escuchar su interior, se han parado, o se han visto obligados a parar y han tenido una reacción de iniciar alguna lectura, alguna práctica tipo yoga, reiki, oración… o bien han ido a confrontar su vida con alguien que les ayude a descubrir sentido… Jesús me dice: “los momentos complicados de la historia pueden sacar lo peor, pero también lo mejor de las personas”… y se alegra de lo que le cuento. ¿Cómo me quedo?, ¿qué sentimientos produce esto en mí?… Me tomo mi tiempo… y pido tener la voluntad de buscar cada día en verdad.

Jesús me sigue hablando: “¡Qué importante es que descubran que Dios es Amor! Que la atmósfera que respiramos es amor, que -por decirlo de alguna manera- allí donde sucede toda nuestra existencia es en las Manos del Amor, que como unos padres están queriendo comunicarse con los hijos así está Dios queriendo entrar en comunicación con las personas…”, “ intentando vivir así, descubrirían vida en su persona…”, yo escucho con atención y veo que esa sería la manera de animar a tantas personas que buscan con sinceridad… Y pido… ¿qué me sale pedir? Voy deseando animar a tantos desanimados o perdidos…

Y sigue Jesús contándome: “Este comenzar de nuevo es como una lucha donde por una parte está en nosotros el deseo de querer comenzar una nueva vida y por otra el deseo de seguir como antes y no meternos en lo que no conocemos”. Le escucho con atención y continúa:  “los que se animen a nacer de nuevo sepan que hay que comenzar desde dentro. Conectar con lo que somos, respirar y hacer silencio, notar que estoy conmigo mismo, en paz… y desde ahí conectar con la Plenitud, con el Dios Amor que me plenifica, que me habita… y con él mirar toda la realidad, las criaturas para quererlas, con ese amor hasta el extremo y actuar en consecuencia”… Y le pido que ese deseo se cumpla en mí y en tantos… ¿Cómo me siento interiormente al escucharlos?, ¿cómo me deja el texto?… Me tomo mi tiempo….

5. COLOQUIO

Con Jesús. Lo hago en forma de resumen de lo vivido en la oración. Le cuento lo que más me ha llegado, lo que parecía que iba para mí, un texto, una palabra, una imagen… Le pido, le doy gracias…

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