Ramos y pasión

Mc 14, 1-15, 47 y concretamente Mc 15, 33-41

Imagen de Ahmed Akacha en Pexels

0. TEXTO 

Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo». 

Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!».

Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

El domingo de ramos, según la tradición, Jesús sube a Jerusalén. Y realiza otro gesto profético: entra en la ciudad montado en un borriquito, símbolo de la mansedumbre, de la no violencia, el profeta del Dios Amor. No montado en un caballo, símbolo de la fuerza opresora y de la violencia de las armas. Fue arropado y aclamado como Mesías, por un grupo, posiblemente de Galileos, que subían también a la Pascua, fiesta donde se aviva el deseo de libertad, recordando la salida del pueblo de la esclavitud de Egipto y estando ahora dominados por los romanos.

Al cabo de varios días, todo termina con la muerte en cruz. La pasión, algo tan terrible, que nadie podía prever que sucediera. Fue lo primero que escribieron los cristianos, entre otras cosas, porque hacían “el vía crucis”, comenzando por la cena eucaristía, siguiendo por el prendimiento y así los demás pasos. Marcos es el primer evangelio escrito y narra una historia cruel para deshacerse de un hombre justo, Jesús, con traiciones del amigo, abandono de sus compañeros, con un juicio amañado por las autoridades religiosas, con un pueblo comprado y con un gobernador romano al que poco le importa la vida de una persona si está en juego su puesto de trabajo.

Mientras tanto, Jesús va siendo detenido como un malhechor, juzgado, condenado, torturado, vejado y crucificado, con lo cual queda totalmente desacreditado. Por eso la vida de Jesús, en Marcos, termina en la cruz con un grito desgarrador. “Dando un gran grito, entregó su Espíritu”.

La muerte en cruz es el resultado de una comprensión radicalmente distinta de quién es Dios para Jesús y para las autoridades religiosas. Los sacerdotes, escribas y fariseos “no eran gente sin corazón”, sino que pretendían ser fieles a lo que entendían como voluntad de Dios definida en la ley de Moisés. Pero Jesús reinterpretó la ley de Moisés: “habéis oído que se os dijo…. Pero yo os digo”. También reinterpretó el Templo: mi persona y cada persona, son el Templo de Dios. Esto iba teniendo unas consecuencias socioreligiosas impresionantes: traía otro estilo de vida, más igualitario, también entre hombres y mujeres, de romper con lo que no es radicalmente verdadero y servicial, no servil, un estilo no violento, etc. La pregunta de las autoridades: Jesús, ¿es verdadero o falso profeta? Ellos lo interpretan como falso. Está llevando a la gente por un camino falso. Acabar con él, de un modo tan cruel como bien pensado, para que quedase definitivamente desacreditado.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Comienzo la contemplación, situándome cerca de Jesús crucificado, una persona a la que han roto. Acompañando a María su Madre y a las otras dos Marías como si presente me hallase, con toda reverencia y respeto… Voy recordando y rumiando en mi interior, cerca de ellas, lo vivido por Él: un juicio farsa con falsos testigos, rechazado delante de todo el pueblo, insultado, golpeado… Pero mientras miro su rosto, no descubro una mueca de rabia ni de venganza… Le han difamado, torturado… Le digo: “no te han podido arrancar ni el amor, ni el perdón, ni la fidelidad… Gracias por tu ejemplo” Qué hombre… ¿cómo me quedo?…  que me viene al corazón pedir… me tomo mi tiempo.

Sigo también recordando, mientras acompaño como puedo a María… Me gustaría decirle a María que las autoridades han hecho lo imposible por mostrar que estaba equivocado y sus palabras y sus acciones no eran de Dios, porque se había erigido como una alternativa al Templo diciendo: “Lo Sagrado no es un edificio, el Templo, sino Su Persona y toda persona. Con una apuesta de vida: “destruid este Templo y yo en tres días lo levantaré”…  Y una alternativa a la Ley interiorizándola: “habeís oído que se dijo, pero yo os digo…” Le digo a María que aunque la Escritura dice “el que muere colgado de un madero es un maldito” y eso querían las autoridades… en Jesús no es verdad. Ni en otros tampoco… Seguimos en silencio acompañando lo mejor que podemos.

Escucho el jadear de Jesús, pues la cruz era un suplicio persa para hacer sufrir a sus enemigos. Los crucificados morían por asfixia… Me sitúo con Jesús en su soledad: “Dios mío, Dio mío por qué me has abandonado…” Reza el salmo del ultrajado… que acaba en esperanza… Y aprendo, Jesús sigue rezando en la dificultad más seria de su vida… no ha dejado de vivir conectado a Dios, no rompe con Él su vinculación cuando no hay ninguna evidencia externa de que Dios está con Él… cuando Él está viviendo esta situación en desolación… me tomo mi tiempo…

4. JESÚS Y YO

Continúo cerca de Jesús y de su mirada, con todo respeto, como si presente me hallase… Apenas puede levantar su cabeza, y pido fuerzas para poderle acompañar a Él… quiero saber acompañar: “Dios sí está contigo… tu vida tiene mucho sentido…” y le escucho: “acompaña a tantos que viven mi pasión hoy, aquellos cuya vida por enfermedad, persecución, hambre… camina hacia una muerte segura… y diles que yo he pasado antes que ellos por donde ellos-as están pasando y que les puedo comprender”… ¿cómo me siento? deseo vivir mi relación con Dios, del modo como los sarmientos están inserto en la vid, para que pase su savia por mi vida…

Con Jesús que no puede con su vida, desde la cruz, cerca de Él. Me dice: “anima a mi grupo, a los Doce que me han abandonado, y a Judas que me ha traicionado”. Me fijo en su tono perdonador de palabra… Sigo acompañando a su madre y las mujeres que acompañan desde el silencio, desde el dolor y creo que desde la confianza… Jesús de nuevo me dice: “acuérdate de tantos que están bajo el peso de la culpa por haber traicionado, abandonado, a sus seres queridos, a sus amigos”… Así deseo hacerlo y deseo también que descubran la cercanía del Dios de Jesús en sus vidas, porque Él ha pasado por la soledad del abandono y de la traición y puede perdonarles… me tomo mi tiempo…

Sigo cerca de Jesús y de su madre… Comento con María: ”qué hijo… lo va perdiendo todo: dignidad, honor, misión…” y miro a una persona desprestigiada, humillada. Le quitan todo, hasta sus ropas, pero lo único que no le pueden quitar es la capacidad de amar y de perdonar en esa situación. Qué hijo… Le escucho: “Dios mio, Dios mio por qué me has abandonado… pero tú serás quien me salve, en ti pongo mi confianza…” Me dice María: “no ha perdido la confianza en su Abbá, su vínculo Vital con su Padre, aunque no sintiese su presencia”… Traigo a mi memoria personas concretas que han perdido su salud, su empleo, miembros de su familia, han perdido el lugar donde eran alguien, el sitio entre los amigos… Llevo sus pérdidas a las manos de Dios, de ellas, nadie nos puede arrebatar… y pido acompañarles así en su vida… me tomo mi tiempo…

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Termino escribiendo lo vivido, para que ayude a fijarlo en mi vida.

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