Mt 21, 28-32
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Un hombre que tenía dos hijos le dijo a uno de ellos: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a la viña.’ El hijo le contestó: ‘¡No quiero ir!’, pero después cambió de parecer y fue. Luego el padre se dirigió al otro y le dijo lo mismo. Este contestó: ‘Sí, señor, yo iré’, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que el padre quería?
(…)
Os aseguro que los que cobran los impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que vosotros en el reino de Dios. Porque Juan el Bautista vino y los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron.
1. SITUACIÓN
Este texto sucede en el Templo de Jerusalén después de que Jesús ha expulsado a los vendedores. Las autoridades le están acorralando con preguntas. Jesús les está respondiendo desde una continua referencia a Juan Bautista, a quien el pueblo lo tenía por profeta y mártir de los romanos. Porque a Jesús también le tienen por profeta. Recordemos que el profetismo en Israel nace cuando las autoridades (el Rey, en este caso Sumo Sacerdote) no cumplen su tarea de hacer justicia al pueblo, sobre todo a los más necesitados, representados en “el huérfano y la viuda”.
El bautismo de Juan fue la oportunidad para todos de hacer un nuevo pueblo. Jesús se hizo bautizar por Juan, se situó en esa onda de la conversión, de un nuevo inicio. Y con Él muchísima gente más fue a bautizarse al Jordán, para aprovechar la oportunidad de Dios que nos hace iguales, hijos de la misma familia (la parábola de hoy habla de dos hijos). Y aquí es donde se sitúa la parábola, el hijo que dice que no, pero cambia y el hijo que dice que sí va a cambiar de vida (parece que fariseos y saduceos fueron al bautismo de Juan) pero no cambia.
Jesús se dio cuenta de que impulsar esa vida de iguales y hermanos atraía más a los excluidos. En éstos descubre que ha habido una conversión y un cambio de corazón. Por eso Jesús dice esa frase terrible: “Os aseguro que los que cobran los impuestos para Roma-publicanos, y las prostitutas, entrarán antes que vosotros en el reino de Dios”. Jesús conoce las intenciones de los corazones de las personas. Quiénes se han convertido o están en proceso y quiénes siguen aparentando, pero siguen en sus intereses.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y la gente en el Templo cuando cuenta la parábola de los dos hijos y la viña (el Pueblo escogido era la viña). Lo escucho atentamente de los labios de Jesús: “Un hombre que tenía dos hijos le dijo a uno de ellos: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a la viña.’ El hijo le contestó: ‘¡No quiero ir!’, pero después cambió de parecer y fue. Luego el padre se dirigió al otro y le dijo lo mismo. Este contestó: ‘Sí, señor, yo iré’, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que el padre quería?”… Y yo ¿qué? ¿Digo que sí a hacer fraternidad y es que no?… ¿o al revés?… Me tomo mi tiempo.
Jesús nos explica lo del segundo hijo: “Fariseos y saduceos no han cambiado sus prácticas, el bautismo no ha entrado en sus vidas… siguen a lo suyo ocupados en sus leyes, Escrituras, sus ritos, sus abluciones… siguen preocupados por sus propios intereses, por sus méritos, su propia salvación… y no por la de los pobres del Pueblo”… Me tomo mi tiempo para desaprender de una religión de prácticas sin corazón… Saboreo sus palabras.
Vuelvo a escuchar a Jesús y comienzo a entender: “Os aseguro que los que cobran los impuestos para Roma, publicanos, y las prostitutas, entrarán antes que vosotros en el reino de Dios”. Vemos cómo se quedan, cómo reaccionan las autoridades… Noto cómo unos se enfurecen, otros se lo toman a guasa… pero constato que otros grupos sí comienzan a poner en práctica una vida nueva de compartir, de honradez, de mirar por todos… Pido poder ser de los que se ponen a hacer un mudo nuevo… Lo deseo de corazón.
4. JESÚS Y YO
Ahora me doy cuenta de que Jesús me mira también a mí, quiere estar personalmente conmigo… Me dice: “Vete a la viña de este mundo, para algunos tan terrible y complejo… vete donde están las personas más tiradas, las personas que salen de su tierra buscando un futuro distinto… vete a hacer posible la fraternidad”… Deseo de corazón estar cerca de quien necesita, haciendo posible la viña del Señor, ese mundo de iguales en dignidad y en ser hermanxs… Le pido su sensibilidad…
Con Jesús miro los modos de aproximarse a esa realidad que tienen esos dos hijos. Me confronta: “Mira la manera de vivir que tenéis los cristianos: a la misa llamáis práctica religiosa, al rito del bautismo llamáis ser cristiano… pero la práctica es hacer la voluntad de mi Padre: -Amaos los unos a los otros como yo os he amado-, empezando por la propia familia pero acercándose a los más vulnerables en la familia humana”… Pido afectarme para vivirlo así…
A continuación, me pregunta: “¿Quién se alista en primera línea a defender a los inmigrantes, a ir en barcos de rescate al mediterráneo, a colaborar en campos de refugiados de Lesbos, a dar la cara en los círculos del silencio, a trabajar en los parlamentos para reforma de las leyes”… Veo que quienes lo hacen no son personas perfectas y algunas no han tenido tan buena fama… pero son las que se alistan. Esas son las que necesitamos… Ánimo, tú también… Yo estoy contigo”… Saboreo su llamada… y la respuesta de las personas con corazón…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.