Los 72

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Lc 10, 1-20

Imagen de Gavilla (Pixabay)

 

0. TEXTO (leer los versículos enteros)

Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.

Les dijo:

– «Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias… Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’… Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; sanad a los enfermos del lugar y decidles: ‘El reino de Dios ya está cerca de vosotros.’ Pero si llegáis a un pueblo y no os reciben, salid a las calles diciendo: ‘¡Hasta el polvo de vuestro pueblo que se ha pegado a nuestros pies nos lo sacudimos en protesta contra vosotros! Pero sabed que el reino de Dios está cerca…’»

1. SITUACIÓN 

Lucas es el único evangelista que relata la misión de los 72. Acentúa lo universal. 12 es el número de las tribus de Israel. 72 el número de las naciones gentiles según el Génesis. El envío de dos en dos se produce porque el testimonio de uno no vale nada en un juicio y ellos eran testigos del evangelio. La misión no es sólo cosa de los apóstoles, de los Doce, sino abierta a todo cristiano, a los setenta y dos.

Si analizamos algunos rasgos clave vemos que son enviados para anunciar el Reino de Dios, es decir anunciar que Dios ama a esta humanidad y desea habitar en sus personas y que así vivan una práctica de fraternidad. Esto les desea a todos, a los que les reciben y a quienes no les reciban. El mensaje es para todos. La mies es mucha y los obreros pocos. ¿Cuántos millones de personas no han oído hablar hoy la Buena Noticia de que la vida tiene sentido por sí misma, porque la vida toda está llena del Amor de Dios? ¿De que es una suerte descubrir que somos queridos incondicionalmente por el Dios de la Vida? Esto anuncian.

Son enviados como ovejas en medio de lobos. Hay mucha rabia, resentimiento, odio, daño… Hoy en día eso se vomita por las redes, por los modos de relación y también por los intereses de grupos especializados en mentir y difamar. Por tanto algo nos tocará pasar a la Iglesia. Otros están especializados en matar, por guerras o por sicarios. Por eso no podemos ir de ingenuos ni pensando que vamos a ser capaces de ver lo bueno; si bien es cierto que otras veces nos sorprendemos de la bondad de algunas personas y grupos.

Van sin bolsa, alforja ni sandalias. Es decir, nuestra persona, nuestra palabra, nuestro modo de vida, serán los “instrumentos” que evangelicen. Como diría San Ignacio: “Los instrumentos que unen a la persona con Dios” son la clave. Y no escatimó en medios externos: «Llevad la paz, a las casas, a los pueblos, “el shalom”, la paz de Dios. Curad a los enfermos, sanad las heridas, aquellas que no les dejan vivir, las heridas del alma». Y esta vez les fue bien. Pero más importante que el éxito pastoral, es que sus nombres, nuestros nombres, están escritos en el cielo. Para Dios tenemos un nombre, Él conoce nuestro nombre.

2. HACEMOS SILENCIO 

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en esta escena del evangelio, como si presente me hallase. Veo a Jesús llamando a setenta y dos en la frontera con Samaría, en una zona de arbolado, al comienzo del día… Estoy mirando la escena… Jesús va pidiendo colaboración, a este, a aquel… a mí… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale agradecer?… Me tomo mi tiempo.

Con ellos, en ese lugar, escucho a Jesús que nos dice: “La mies es mucha y los obreros pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla”… Hay mucho bueno sembrado por aquel mundo y no hay quien lo recoja… Observo la escena donde Jesús ve la cosecha que deber ser recogida. Quizás los 72 sólo ven la dificultad de conectar con los samaritanos: la cosecha a recoger según Jesús… y yo con ellos… Escucho y pido confiar…

Sigo escuchando a Jesús que plantea un estilo de hacer para que la misión sea creíble: “Os envío de dos en dos, no en solitario, así os protegéis, os complementáis y sois testigos”. Saboreo sus palabras… “No llevéis bolsa, ni monedero, ni sandalias”… En total disponibilidad, también económica… Libres para anunciar el evangelio sin cortapisas… Me tomo mi tiempo… Me acuerdo de los medios de los que dispongo… ¿Me siento libre de ellos?… ¿Confío más en ellos que en mi forma de vivir?… Me tomo mi tiempo… Saboreo sus palabras.

4. JESÚS Y YO. ME  SITÚO EN EL HOY.  EN ESTA PANDEMIA

Jesús conoce las situaciones de conflicto y prejuicios entre los judíos, galileos y samaritanos. Es consciente de que si nos identifican con uno de los grupos vamos a tener problemas con los otros. Nos dice: “Os envío como ovejas en medio de lobos… No es bueno vivir amedrentado ni ser ingenuo”… Se lo pido… Jesús sigue: ”Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: Paz a esta casa. Vais en son de paz”… Resuenan en mí las palabras de Jesús resucitado, paz a vosotros… Saboreo la paz en medio de la conflictividad… Voy pasando sus palabras por mi corazón…

Ahora se dirige más personalmente a mí: “Yo te envío también a ti, para que vayas sanando todo lo inmundo, todo lo inhumano, todo lo que deshumaniza”… Sana heridas… Participa en mi misión… Me tomo mi tiempo… Continúa: “Lleva la esperanza, anuncia que el Reino de Dios está cerca. Que Dios está amándonos hasta el extremo… Que nos quiere… Di esto al que te escuche y también a quien no te reciba”… Saboreo esa preciosa misión que recibo… La hago mía, la agradezco…

Así llego a mi lugar de vida, a los míos cercanos, a mi trabajo, ataviado con mi estilo de vida que desea vivir conectado con Jesús… Me encuentro con los míos. Me sale desearles que vivan con paz, que saboreen la vida, que salgan de sí mismos para poder madurar y saborear la verdadera vida… Les deseo que quien les habita y no cabe en el universo, que es pura entrega servicial, sea alguien a quien experimenten y lo manifiesten con su vida… y veo que es bueno… Busco hacerme entender desde mi experiencia… Sigo deseando tanto bueno…

5. COLOQUIO.

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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