Permanece porque lo nuevo está llegando…

Mc 13, 33-37

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0. TEXTO 

 “Por tanto, permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Esto es como un hombre que, a punto de irse a otro país, deja a sus criados al cargo de la casa. A cada cual le señala su tarea, y ordena al portero que vigile. Así que permaneced despiertos, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana. ¡Que no venga de repente y os encuentre durmiendo!  Y lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Permaneced despiertos!”.

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

Comenzamos el Adviento. Tiempo de espera, ¿qué esperamos, que Alguien desde fuera llegue y nos sorprenda en un periodo de nuestra vida en que nos hemos abandonado y nos condene? Y por eso, aunque sea por miedo… ¿vamos a estar preparados?. O a lo mejor esperamos que Jesús llegue por Navidad y por eso nos preparamos para recibirle ese día… pero si el Reino de Dios ya está dentro de nosotros, es como una semilla, ¿qué esperamos? Esperamos acompañar el crecimiento de la semilla, la semilla de Jesús en mi vida… (como Jesús creció en el seno de María).

Es un tiempo de permanecer despiertos, dándonos cuenta de la semilla recibida, Jesus, que nos habita, y como semilla, quiere crecer en nosotros. Vamos a intentar no poner obstáculos a su desarrollo. Vamos a dejar que fluya, desde ese permanecer habitados, dejando salir hacia fuera de nosotros sus sentimientos, por medio de nuestros ojos y nuestras manos. Haciendo posible que lleguen las olimpiadas del cariño verdadero, de la compasión, del lugar para todos, de la inclusión de los perdidos, el espacio de los abrazos, la sala de las reconciliaciones, el hogar del cariño verdadero empapando la cultura ambiente etc.

Es un tiempo de permanecer descubriendo que en otros, en la sociedad, también está creciendo ese Reino. Y lo notamos cuando, a nuestro alrededor, vemos que crece la paz de los corazones y los acuerdos de paz, la cultura del desarrollo servicial y creativo, las oportunidades para las personas abandonadas, el silencio para recuperar la conciencia, etc. Además, es un tiempo de unirnos con otros que se sienten también habitados y que buscan hacer este proceso. Que importante hacer este camino en comunidades cristianas, como parroquias o comunidades. Nos permite permanecer en esa Vida fraterna, de Reino de Dios.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en la escena, entro en ella, como si presente me hallase y escucho a Jesús: “permaneced despiertos y vigilantes”. Allí están sus discípulos, deseosos de mantener la vela encendida, sintiéndose habitados por esa semilla de Reino, que es Jesús, y la palabra de Jesús en ellos… “estad despiertos porque está llegando la salvación, no os la perdáis”… Miro a mi alrededor y hay conciencia de estar notando que algo nuevo llega… me tomo mi tiempo…

Veo que los discípulos se toman el tiempo para hacer silencio y dejar que las palabras de Jesús empapen sus personas para que así vayan impregnándose de los sentimientos de Jesús, de su Espíritu… Escucho lo que le piden: “danos la capacidad de perseverar, de durar en la dificultad”… Y también yo pido asumir y no perder la paz en esas situaciones de monotonía, donde parece que nada se mueve para bien de tantos vulnerables.

Al tiempo, veo cómo recuerdan lo que Jesús les decía: “el reino de Dios está dentro de vosotros”. Cómo les hablaba de la semilla del Reino que crece dentro de cada uno de nosotros y crece también en un nosotros colectivo, como Iglesia, como pueblo, como sociedades, como movimientos sociales… Veo que se toman el tiempo de pararse y notar que la vida que llevan dentro se mueve, como los de Emaús: “¿no ardía nuestro corazón cuando nos contaba las escrituras?”. Yo también me paro para escuchar lo que habita y lo que se mueve en mi interior…. y saboreo el momento.

4. JESÚS Y YO

Estoy con ese grupo humano que sentimos cerca a Jesús… Noto que Él conecta con mi mirada y veo que se para un tiempo conmigo, como si quisiera tener un diálogo: “permanece despierto y vigilante… “ . Y le digo: “deseo abrir el corazón, los sentimientos, para darme cuenta por dónde vas creciendo en mi… que tenga sensibilidad para notar por dónde me habitas y me llamas”… y saboreo el momento…

Me quedo como absorto con Él… Y me dice: “también habito en toda la realidad, no sólo en tu interior, por eso permanece atento a la sorpresa de la situación desde donde estás encarnado, para hacerte cargo de la realidad que habitas”… y traigo a la memoria noticias de la realidad: un joven que salva a una persona que se había caído al agua, una víctima que tras años de rabias, perdona a quien le hizo tanto daño, un pueblo que consigue, con su protesta, que un corrupto no tome el poder… Voy descubriendo, en la realidad, los caminos de la salvación de Dios… Y le pido que lo vaya haciendo en lo pequeño y en lo grande, en lo cercano y en lo lejano…

Le escucho: “Permanece con tu comunidad, no sólo, permanece en compañía de otros para aprender de vuestros movimientos interiores, contároslos en conversación espiritual en vuestras reuniones”… Junto con mi comunidad, me pongo a mirar las llamadas que voy sintiendo en este tiempo: llamada a recrear un nuevo modelo energético, a una humanización del sistema sanitario, a un nuevo impulso a la comunidad educativa, al trabajo por la reconciliación de los desavenidos… Así la comunidad me ayuda a mantenerme despierto… Doy gracias por la comunidad…

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos…

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