La semilla que crece sola

Mc 4, 26-34

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0. TEXTO (leed la parábola entera)

Jesús dijo también: “Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra en la tierra:  que lo mismo si duerme que si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece sin que él sepa cómo.  Y es que la tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga. Y cuando el grano ya está maduro, se siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.»

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

El Reinado de Dios es la predicación central de Jesús, “cuando Dios Reine”, cuando gane el corazón de las personas y cuando estas se pongan a vivir en ”Su Onda”, cuando sus relaciones y sus actividades y organizaciones nazcan de un corazón de carne y no de un corazón de piedra, sino con un corazón conectado con la sensibilidad y los sentimientos de Cristo Jesús, y su práctica sea de crear la fraternidad que soñó Jesús desde su experiencia de Abba, entonces irá llegando el Reinado de Dios.

El Reinado de Dios es pues, algo dinámico, y podríamos decir que interactivo. Su crecimiento surge desde dentro del ser humano, del mismo modo como la planta se desarrolla a partir de la semilla. En nuestro interior, está latente la semilla del Reino. Es lo que dice el génesis: estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Somos semillas vivas y valiosas. Llevamos en nosotros el germen de la verdad y de la bondad; el germen de Dios, la imagen de la Trinidad en nosotros. Hoy hablaríamos de la dignidad inviolable del ser humano. Estamos habitados por la Vida de Dios.

Nuestra persona es como una semilla que lleva su propia potencialidad. Ya duerma o se levante… ese dinamismo se desarrolla, en palabras de Jesús: “mi Padre trabaja siempre”, e Ignacio de Loyola lo recoge en sus ejercicios: “Dios trabaja por mí en todas las cosas” Dios está permanentemente trabajando, comunicando con nosotros. ¿Cómo dejar hacer a Dios en nosotros? ¿Cómo abrirnos a la acción de Dios? ¿Cómo no ser obstáculo a su dinamismo en nosotros? Esto pide nuestro tiempo, para sintonizar con su deseo y actuar desde él, desde lo orado. La vida espiritual pues, tiene su propio proceso. No pretendamos hacer crecer la planta, estirándola. Igual la rompemos. Se trata de “seguir a Jesús, a donde me lleve, sin adelantarme, sin forzar el paso, sabiamente ignorante yendo a donde no se, puesto el corazón en Él, seguirle”.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en la escena como si presente me hallase. El lago de Galilea, un azul precioso que refleja el azul del cielo… En torno a él se centró la mayor parte de la misión de Jesús… Me sitúo juntamente con una multitud llamada a vivir la vida con paz. Pero están en una situación de sometimiento, por una ocupación del Imperio del momento y por el peso de una ley de Moisés interpretada en línea de cumplimiento, que somete la conciencia de la población y controla su vida… Me sitúo con esa multitud fascinada por la persona de Jesús, porque trae un mensaje que esponja, que libera, que es creíble y que lo experimentan como vida… Me tomo mi tiempo…

Miro a la multitud mientras les cuenta: “el reino de Dios se parece a esa semilla que el sembrador siembra y que tiene su fuerza desde su interior… Sigue creciendo esté el sembrador dormido o despierto, sin que él sepa cómo…” Miro a la multitud, me sitúo con ellos y con las discípulas que escuchan y se admiran porque Dios es así… Yo me alegro y me entusiasmo con Alguien que hace crecer a las plantas y a las personas… dando a estas la posibilidad de decir su palabra desde su propia experiencia, desde su propio crecimiento … y no desde el sometimiento… Cómo me siento…

Estoy presente entre tanta gente de campo acostumbra a sembrar y a confiar en que las lluvias llegarán a tiempo y en que la sequía no durará… Miro cómo escuchan a Jesús: “La tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga.«… Jesús desde la experiencia de un Dios Abba, de plena confianza permite que las personas puedan sentirse libres para decir su propia palabra, no repetir los slogans que tienen que cumplir… La gente empieza a personalizar su fe, no a repetir mandatos y obligaciones… Algo nuevo está surgiendo… También lo noto yo con ellos … ¿Cómo me siento?… Qué pido…

4. JESÚS Y YO

Jesús va dirigiéndose a las personas, contándoles las parábolas y hay un momento en que parece que me mira personalmente a mí, mientras me recuerda: “El reino de Dios es algo que crece como la semilla que se siembra y va creciendo en ti”. Y descubro que así es la acción de Dios en mí… Hace crecer en mí la semilla de la amistad y de la confianza sin que yo sepa cómo, esté dormido o despierto… Noto la alegría y la paz por vivir la confianza en Dios, porque descubro a un Dios cercano, que comunica conmigo, que propone, no impone… Disfruto del momento.

Jesús me mira y me recuerda: “este desarrollo de la semilla del Reino de Dios, sucede también a nivel social, a nivel de la humanidad en su conjunto. Es bueno que descubras el desarrollo de la humanidad, por ejemplo, en relación con los objetivos de la ONU, desarrollando y desplegándose en tantos ámbitos: agua, salud, educación, cuidado de la casa común”… Escucho con sumo agrado y me pongo a saborear los frutos que puede dar el crecimiento de desarrollo del amor de Dios en la sociedad en conjunto y en mí, crecimiento de la fraternidad universal… y agradezco…

Con Jesús junto al lago, le pido entrar en su dinamismo permanente, “mi Padre trabaja siempre” y saboreo que Dios está permanentemente trabajando, comunicando con nosotros… Comienzo a darme cuenta de que a Jesús le voy dejando tener cada vez más sitio en mi vida… Le cuento: “cada vez tomo mis decisiones teniéndote más en cuenta, y sintonizando Contigo y decidiendo desde Tí… Noto que voy encarnando tus propios sentimientos y me siento muy bien”… Disfruto el vivir así conectado con el Dios de la Vida y tratando de vivir la fraternidad y sororidad… Me tomo mi tiempo.

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos; de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … Suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Y termino escribiendo lo vivido, para que me ayude a fijarlo en mi vida.

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