La compasión

Mc 6, 30-34

Imagenes de Hosny Salah en pixabay y Mauricio Mascaro en pexels

0. TEXTO (leed el texto completo)

Después de esto, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo:

–Venid, vosotros solos, a descansar un poco a un lugar apartado, al desierto.

 Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud y sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

La necesidad de “evangelizar los éxitos” después de jornadas llenas de entusiasmo y frutos en la misión. Tras ser enviados los 12 de dos en dos, a abrir caminos a una palabra de esperanza, a una curación gratuita y a expulsar el mal de su alrededor, Jesús les invita al desierto. Para que el éxito no se les suba a la cabeza. Pasar el éxito por lo que Dios quiere que hagamos con él.

Cientos de personas como ovejas sin pastor, sin saber por dónde tirar, qué hacer con su vida. Agobiadas y aplastadas con tantas leyes (en aquel tiempo religiosas), con tantos impuestos, con tanto control y con la necesidad de conseguir el alimento cotidiano… Acostumbradas a cumplir y cumplir. Todo les era impuesto desde el exterior, sin casi posibilidad de decidir por sí mismas. Se mueven cual rebaño, sin vida interior, sin criterios, sin saber a qué atenerse.

La opción de Jesús: mirarles con misericordia y enseñarles con tiempo. A partir de sus inquietudes, que las conocía bien. Les va situando sus preocupaciones en otro plano, en otra narrativa, en otra manera de comprender la vida. En el Dios que se preocupa de todas las criaturas, hasta de las flores más pequeñas del campo y, cómo no, de sus personas, de sus sufrimientos, de sus heridas, de sus miedos… Jesús suscitaba la confianza en un Dios-Abba, que les quería con ternura, que no llevaba cuentas, que les quería libres, no sojuzgados. Que quería sentarles a Su mesa y no dejarlos fuera.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo con Jesús y los Doce cuando han vuelto de su misión, enviados de dos en dos. Miro cómo le cuentan a Jesús todo lo que han vivido en esa misión… lo que han propuesto de palabra y obra: “Hemos anunciado que el Reino está cerca, que Dios es alguien de toda confianza… Hemos impuesto nuestras manos y hemos curado. El mal iba retrocediendo, las personas iban pacificándose sanando” … Y yo me ilusiono escuchándoles… Qué me sale pedir… Me tomo mi tiempo.

Escucho la reacción de Jesús, que se da cuenta de que hay que enfriar un poco los entusiasmos y poner las cosas en su sitio… “Vamos a tomarnos un día de desierto. Vamos a hablar y ver cómo hemos vivido estos éxitos”… Jesús enuncia: “Hemos conseguido que nos hagan caso, tenemos gancho y somos importantes para ellos… pero vamos a agradecer a Dios que nos lo ha dado y vamos a seguir en su sintonía”… Agradezco la posibilidad de aprender a vivir este cambio…

Los Doce toman las provisiones para el día y se suben a la barca con Jesús y yo con ellos… Colocan el mástil con la velas y comentan: “vamos al lugar acostumbrado, vamos a profundizar en lo vivido”… Cuando llegan, me doy cuenta de que va apareciendo una multitud de personas… Miro a Jesús… y Jesús: “siento compasión de estas personas como ovejas sin pastor”… También mira a los Doce y a mí… como deseando que les acompañemos con misericordia… Cómo me siento… Cómo me sitúo… Qué me sale desear para tantas personas…

4. JESÚS Y YO

Acompaño de cerca a Jesús, que se toma su tiempo, sin prisa, también conmigo… A medida que escucha, les sugiere imágenes del Reino de Dios por medio de parábolas: la perla preciosa, la oveja perdida, la semilla de mostaza, el trigo y la cizaña… Cuando miro a quienes escuchan, le escucho a Pedro: «vibran con Jesús, Sus palabras conectan con los anhelos profundos y verdaderos de estos oyentes, hacen brotar en ellos la esperanza”… Me tomo mi tiempo para ver la transformación que se va obrando allí…

En un momento de descanso, le cuento a Jesús, la situación de los dos tipos de personas de nuestra sociedad: “los infortunados cautivos de la escasez y los afortunados cautivos de diversión”. Le cuento de los segundos: “Jesús, son personas que funcionan con el criterio del pasarlo bien, vacaciones, fiestas… Que, sin embargo, viven con un vacío interior que buscan llenar con emociones cada vez más fuertes… y al cabo del tiempo, ven que por ahí no hay vida”… Traigo a mi recuerdo la mirada de Jesús, la que sale de sí y se fija en los otros, la mirada compasiva… Pido vivirla y así poder decir una palabra a quienes se ahogan en sus vacíos de sentido…

Termino escuchando a Jesús que me recuerda: “qué bueno sería que estos segundos, descubrieran que el ponerse en relación con “los infortunados cautivos de la escasez” les salva. Les salva de los afanes de diversión, de la necesidad de acumular relaciones, conquistas, posiciones… Les salva del camino equivocado, del camino de la nausea y del asco y les coloca en el camino de la vida”… Descubro que sintonizando con esa mirada misericordiosa, unos y otros salimos adelante, tejiendo juntos caminos de fraternidad… Pido, de corazón, introducirme por esta senda…

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, Amén.

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