Mc 16, 15-20

0.- TEXTO.
Y les dijo: “Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.”
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor actuaba en ellos, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.
1. SITUACIÓN, explicación breve del texto.
Ascensión. El género literario ascensión es conocido tanto en la literatura bíblica (en el AT el rapto de Elías por Eliseo, la ascensión de Henok…), como en la extra bíblica (Rómulo fundador de Roma, Alejandro Magno, Heracles…). Situándolo en el evangelio de Marcos recordamos que si en el Bautismo “el cielo se rasgó”, y así Dios comunicó el cielo y la tierra descendiendo su Espíritu en forma de paloma, ahora Jesús, al terminar su vida en plenitud, vuelve a subir al cielo a estar definitivamente en Dios. Ascensión, por tanto, no es algo físico sino teológico.
El quehacer, la misión de los discípulos es la continuación de lo que Jesús hacía: “en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán”. Lo hacen porque “el Señor actuaba con ellos”, porque el Señor permanece con ellos y ellos en Él. Recordemos el texto de la vid y los sarmientos: Permaneced conectados con Él.
La experiencia Pascual les llevó a los discípulos a descubrir a Jesús de una manera nueva. La desaparición del Jesús físico y la presencia de Jesús de otro modo, exaltado, hizo conectar la vida de Jesús con la vida de sus discípulos. Estos podían vivir la vida de Jesús, pues sentían que este les habitaba. Su Espíritu, que lo llena todo, quiere conectar la vida de Jesús no sólo con sus discípulos sino con todos: Id al mundo entero y anunciad el evangelio. Una experiencia llamada a ser universal.
2. Ahora comenzamos propiamente la oración. HACEMOS SILENCIO.
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. VEMOS, ESCUCHAMOS, SABOREAMOS EL TEXTO. YO ME HAGO PRESENTE (revivo LA ESCENA). VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo esta contemplación situándome con los Doce más quienes les acompañaban en el cenáculo… y con Jesús resucitado. Jesús en Plenitud, en medio de ellos, quiere trasmitirles esa su vida plena, para que ellos a su vez la trasmitan: «id por todo el mundo y anunciad el evangelio…«. Aprendo con los apóstoles a recibir la Plenitud, el aliento del resucitado, que me hace sentir habitado de su mismo amor servicial en toda situación de la vida… Me tomo mi tiempo…
En ese espacio de intimidad, sigo escuchando lo que les cuenta Jesús: «en mi nombre expulsaréis demonios; hablaréis nuevas lenguas; cogeréis serpientes con las manos; si bebéis algún veneno no os dañará; pondréis las manos sobre los enfermos, y se sanarán…«. Reciben la capacitación para la misión a la que son enviados… se sienten alguien, dignos de confianza, formados e impulsados a hacer lo mismo que Jesús hizo durante su vida… Les noto llenos de alegría… de responsabilidad… y yo con ellos… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale pedir o desear?…
Me sitúo ahora en la dispersión: “Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor actuaba en ellos, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas”. No todos van a los mismos sitios, pero todos salen… Yo acompaño a Juan y a Andrés… en el trabajo de la vida diaria, allí en Cafarnaúm, donde la gente sigue hablando del fracaso de Jesús… Les veo comentar al resto de los pescadores en el muelle, sus compañeros de trabajo, que Jesús sigue vivo y su vida sigue en ellos… Eso es lo que deseo también para mí… ¿Cómo me quedo? Pido vivir la fuerza para salir a anunciar lo que me da vida… ser una Iglesia en salida…
4. JESÚS Y YO.
Situado en este ambiente del cenáculo, con Jesús y sus discípulos, siento que mi corazón late con fuerza, mi cuerpo se siente habitado, con la ilusión de un niño pequeño… Voy conectando con lo más íntimo de mí, dándome cuenta de que me voy centrando… Entonces siento como si Jesús se dirigiese personalmente a mí: «id por todo el mundo y anunciad el evangelio»… Me fijo en mi mundo: mi familia, mis compañeras/os de estudio, de trabajo, mis padres, mis hijas… Miro la situación de cada persona para ver cómo anunciar, en cada lugar, que hay Vida y que la vida es para todos… Me tomo mi tiempo…
Escucho la misión a la que soy llamado: «en mi nombre expulsaréis demonios; hablaréis nuevas lenguas;cogeréis serpientes con las manos; si bebéis algún veneno no os dañará; pondréis las manos sobre los enfermos y se sanarán»… Voy siendo consciente de que nuestra lucha es para superar el mal: expulsar los demonios de la autosuficiencia, de la autoreferencialidad, de la ambición, de la sed de venganza, de las rabias y rencores, de la codicia de dinero, de prestigio, de poder… Noto que Jesús con su palabra me va capacitando para hacerlo… me creo que esto va para mí hoy… Lo saboreo y disfruto de la fuerza sanadora que recibo…
Voy descubriendo que Jesús “fue elevado al cielo”, es decir: llegó a su Plenitud, y sigue permanentemente con nosotros desde esa Plenitud… Recuerdo sus palabras «permaneced en mí, como yo en vosotros»… Sigue actuando. Me fijo en las señales con las que confirma su presencia y su acción: personas acompañando a enfermos hasta la extenuación, algunos cediendo su respirador a otros para que puedan vivir, otros impulsando una recaudación fiscal justa para que la sanidad y la educación lleguen a todos… Saboreo su actuación en esta historia y en nosotros… Agradezco su presencia…Me tomo mi tiempo…
5. Y vamos terminando la oración con un COLOQUIO con Jesús.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
También puedes escuchar la contemplación:
Para escuchar en un dispositivo móvil sin necesidad de descargar la app de ivoox puedes escuchar en este enlace: Ascensión del Señor.