Habeís oido que se dijo… pero yo os digo

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Mt 5, 17-37

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0. TEXTO (leer los versículos enteros).

No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento… Os aseguro que si vuestra justicia no es superior a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.

Habéis oído que se dijo a los antepasados: «No matarás», y el que mata, será condenado por el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, será condenado por el tribunal…

Si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda…

Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio». Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo…

También se dijo: «El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio». Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

Habéis oído que se dijo también a los antepasados: «No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor»… Cuando digáis «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.

1. SITUACIÓN                                                         

Situación histórica: recordemos el concilio de Jerusalén. Unos afirmaban que había que cumplir toda la ley y otros sólo unos cuantos preceptos, pues ha quedado superada (lo que plantea San Pablo). Mateo, el evangelista de los judíos, afirma que “tiene que cumplirse hasta la última tilde de la ley”. Jesús ha venido “no para abolir la ley sino a darle plenitud”. Dos opiniones distintas. En el texto de hoy Mateo plantea cómo le dará plenitud.

Es curioso porque Jesús aparece como una autoridad superior a la Ley: “Habéis oído que se os dijo (es lo que estaba escrito en la ley), pero yo os digo”. Hace referencia a su propia persona. No hay algo parecido, de una autoridad tal, en toda la literatura bíblica. Por ejemplo, la ley dice: «No matarás» (Libro del Éxodo 20,13 y Deuteronomio 5,17), pero dar cumplimiento de la ley Jesús lleva hasta el extremo el respeto al hermano. No sólo no matar, sino eliminar hasta el insulto más pequeño. Todo un proceso para disminuir radicalmente el umbral de la violencia.

Sin duda, la expresión de Jesús «todo el que mira a una mujer deseándola» suena a exageración; según el gusto oriental, la hipérbole busca provocar y descolocar al oyente. Sabiendo que el divorcio era una práctica empleada por los hombres, nunca por la mujer, y que la divorciada quedaba denostada de por vida, lo que ahí dice Jesús dignifica a la mujer. «La coloca a la altura del hombre» (Elisa Estévez). Más, ¿jurar para ser creído? No, sino decir siempre la verdad. Lenguaje directo y veraz: Vuestro sí, sea sí, vuestro no, sea no. Estilo de ser.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Seguimos presentes con Jesús en la montaña de las bienaventuranzas donde Jesús sigue pronunciando su discurso… Está rodeado de personas necesitadas, que desean sentir la cercanía de Dios, que les reconoce como personas… Miro despacio a tantos que con Jesús empiezan a retomar la esperanza… Miro sus caras, sus miradas, su escucha atenta… Disfruto con el momento de esperanza que viven… Me tomo mi tiempo.

Sigo pendiente de lo que ocurre… Jesús toma la palabra: “Habéis oído que se dijo pero yo os digo”… Me quedo impresionado, porque nadie se había atrevido a tocar la ley y menos en nombre propio… Las personas que lo escuchan también dicen: “Nadie antes había hablado así”… Jesús lo hace con un corazón lleno del Dios Abbá… Doy gracias por estar presente con la persona de mayor humanidad que ha aparecido en la historia…

Me sitúo cerca de Jesús… Me fijo en Él… no se cansa de mirar los rostros de quienes tiene cerca y lejos… y se dirige de nuevo: “Habéis oído que se dijo «No matarás», pero yo os digo que quien llame tonto a su hermano, será reo del fuego”… Percibo que tratándonos así entre nosotros, ni siquiera insultándonos, ganamos en humanidad, en trato respetuoso… Saboreo sus palabras… y pido vivirlas así…

4. JESÚS Y YO. ME  SITÚO EN EL HOY

En ese ambiente de complicidad que se ha creado continúa Jesús: “Si cuando vas a presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja ante ti”… Me doy cuenta de que no es que yo tenga queja, sino que el otro la tiene ante mí… Me acuerdo de tantos a quienes pedir perdón… Lo hago interiormente.

Parece como si hubiera cogido carrerilla y mirándome a mí me dice: “Habéis oído que se dijo: “No adulteraras” pero yo os digo, el que mire a una mujer (u hombre) deseándola, ya adulteró consigo en su corazón”… Pido purificar mi mirada, purificar mis deseos, mirar a las personas, hombres, mujeres como Jesús les mira… pido vivir conectado con Jesús, con su profundo respeto y cariño a toda persona… Me tomo mi tiempo.

Todavía le escucho: «Para asegurar decir la verdad se jura. Pero yo os digo: No sólo no juraras en falso, no sólo no mentirás al jurar, sino  que no mentirás al pronunciar ninguna palabra”… ¿Cómo me siento?… me siento llamado a vivir así… Daría gusto ser claro, no tener nada que ocultar… Pido ser veraz en mis palabras… disfruto con la trasparencia y la verdad… Me tomo mi tiempo.

5. COLOQUIO

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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