Mc 8, 27-35
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0. TEXTO (leer la parábola entera).
Después de esto, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías y, otros, que eres uno de los profetas.
– Y vosotros, ¿Quién decís que soy? – les preguntó.
Pedro le respondió:
–Tú eres el Mesías.
Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente.
1. SITUACIÓN, explicación breve del texto.
Esta escena tiene lugar fuera de Israel, al norte, junto al nacimiento del rio Jordán. Jesús quiere tomar distancia después de que sus seguidores le abandonasen al contarles los riesgos de la misión y les hablase de partir su pan y de partirse el pecho por los demás (Jn 6, 66). «Es más humano dar la propia vida que quitársela a otro». Eso, además, en aquella situación de pueblo conquistado por Roma.
Posiblemente Jesús quiere conocer un poco más en profundidad el motivo del seguimiento de los Doce. Pues, a pesar de que le dejan todos los discípulos salvo los Doce, también quiere conocer si en ellos ha cambiado algo su percepción de que el Mesías no va a ser triunfante, no va a ser con multitudes, sino algo muy distinto que ellos ni se imaginan.
Hoy yo… ¿Quién digo que es Jesús? Cuando escucho lo que Él cree que le espera en el futuro, ¿sigo soñando con una Iglesia triunfante?, ¿un reconocimiento eclesial en los diversos mundos: educativos, sociales, espirituales? O bien sigo haciendo las cosas en la onda del evangelio, empezando a asumir que puede llegar el fracaso, la soledad, el que no nos hagan caso, el ser rechazados…
2. Ahora comenzamos propiamente la oración. HACEMOS SILENCIO.
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. VEMOS, ESCUCHAMOS, SABOREAMOS EL TEXTO. YO ME HAGO PRESENTE (revivo LA ESCENA). VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús y los Doce por aquellos caminos, como si presente me hallase. Les acompaño andando por la orilla de los sembrados en tierras extranjeras camino del nacimiento del Jordán. Y, como siempre que se camina, se toma tiempo para pensar y conversar… Voy recordando los que abandonaron y los pocos que seguimos… ¿Cómo me siento en ese caminar?… Me tomo mi tiempo.
Es entonces, caminando, cuando Jesús les pregunta qué dice la gente y qué dicen ellos acerca de su persona… Está atento a lo que responden: los discípulos están seguros de que Jesús es alguien importante, como Juan Bautista, Elías… un profeta. Y pese a que estos profetas acabaron mal, creen que Jesús acabará bien… Miro a Jesús, miro a los Doce… ¿Cómo me siento, cómo me sitúo? ¿Qué me sale pedir?…
Estoy en el grupo cuando Pedro responde: “Tú eres el MESÍAS”. Escucho a Jesús: “el Hijo del hombre tiene que sufrir mucho, será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley». Les dice que lo van a matar, pero que resucitará a los tres días.
Veo las caras con las que se miran… la incredulidad de lo que oyen… ¿Cómo me quedo? Pido tener los mismos sentimientos de Jesús…
4. JESÚS Y YO.
Estoy cerca de los Doce cuando veo que Pedro le dice a Jesús que la cosa no puede ser como Él dice… Entonces Jesús fija su mirada en los Doce, en Pedro, también en mí, y le dice a Pedro: «Apártate de mi camino… no interfieras en el camino que descubro de Dios para mi”… Esto va en serio. Agradezco que Jesús sea tan claro… ¿Cómo me siento?… ¿Qué me sale pedir?
Jesús se dirige a mí y me dice: “El camino de mi sufrimiento, si me sigues, será también el tuyo. Si quieres venir conmigo, no te voy a poner las cosas de color rosa: nos pueden detener, nos pueden interrogar, puede correr peligro nuestra vida… no te voy a engañar”… Asimilo las palabras de Jesús, intento hacerlas mías… ¿Cómo me quedo?… Me tomo mi tiempo…
Le cuento a Jesús que a mí también me pasa que quiero huir del dolor… El dolor es algo que me echa para atrás… Jesús me escucha y me dice: “Tu meta no es el gozo inmediato, sino adquirir la plenitud como persona… situarte más allá de tus apetencias… y así hacer posible que la Vida fluya para tantos»… Le pido ir conectando con Él para asumir lo que me llegue por llevar adelante el Reino de Dios y su justicia… Me tomo mi tiempo…
5. Y vamos terminando la oración con un COLOQUIO con Jesús.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.