Mt 13, 31-35
0. TEXTO
“El reino de los cielos se puede comparar a un tesoro escondido en un campo; lleno de alegría, va, vende todo lo que posee y compra aquel campo.”
“También se puede comparar el reino de los cielos a un comerciante que anda buscando perlas finas; cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que posee y compra la perla.”
1-SITUACION explicación breve del texto
Recordamos que la comunidad de Mateo vivió situaciones duras donde era preciso estar dispuesto a darlo todo, pues ser cristiano era estar fuera de la ley. Arriesgaba el lugar social, el trabajo e incluso la vida. Por eso colaborar con la llegada del Reino, de la fraternidad humana con corazón era muy arriesgado.
En una comunidad que ha sufrido grandes dificultades, hasta persecución, hay un momento que se trata de trabajar las motivaciones: ¿qué es aquello que me seduce, que me tiene ganado el corazón? ¿Quiero seguir? ¿Por qué sigo?
Jesús elige contar dos parábolas que les ayuden a enraizar su apuesta a quienes se apunten a seguirle. La primera comparación es con un tesoro. Se trata de una persona que va por el campo, por casualidad se encuentra con él. No lo roba… la única posibilidad de conseguirlo legalmente era comprando el campo. Y en ello emplea hasta el último ahorro y lo compra. Invierte todo, todo. Alguien comentaba que la diferencia entre darlo todo y dar casi todo, era infinita.
¿Sigo aquí porque Jesús es mi tesoro? Un tesoro, era algo les permitiría salir de la situación de precariedad y opresión… Pues del mismo modo el Reino de Dios, es un tesoro, porque hace posible la vida de tantos que vivían en la miseria y el abandono, por medio de este grupo de cristianos que apuestan por una vida en disponibilidad (pobreza espiritual), con mansedumbre, con limpieza, dispuestos a ser perseguidos por vivir de este modo… La vida es posible para ellos y para tantos.
La segunda comparación es con un comerciante que busca perlas finas, no es un encuentro casual, sino que, tras una búsqueda seria y constante, consigue lo que buscaba. Hay quienes encuentran las bienaventuranzas, y al Jesús del Reino, después de un proceso fatigoso de búsqueda. Y cuando le encuentra, invierte todo lo ahorrado durante su vida para conseguir aquello que ha encontrado la felicidad del reino. La situación pide darlo todo. Por eso se trata de que quede claro que “allí donde está tu tesoro allí está tu corazón”. Porque es una apuesta dura, que va para largo.
2. Comenzamos la oración HACEMOS SILENCIO
Respiramos… profundamente… la respiración nos ayuda a salir de nuestros pensamientos (que nos atosigan) y nos centra en el presente. A lo que estamos…
Nos serenamos… nos centramos… evitamos la dispersión.
Tomamos distancia de nuestras preocupaciones…. Ya las retomaremos después…
Conectamos con nuestro interior, con lo que nos habita, con nuestra Fuente de Vida.
Vamos haciendo silencio interior. En primer lugar, silencio no es ausencia de ruido sino ausencia de ego. Para hacer silencio lo mejor es “salir de nuestro propio amor, querer e interés…”
Nos vamos preparando para escuchar a fondo…
Pedimos vivir esta oración con confianza-disponibilidad y con dedicación…
3. Vemos, escuchamos, SABOREAMOS EL TEXTO. Me hago presente, revivo la escena. VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir)
El contexto es el mismo, Jesús a la orilla del lago Tiberiades, explica desde la barca, su enseñanza en parábolas para reavivar las esperanzas de quienes les escuchan.
Busco mi espacio… Jesús que mira a las personas y desea lo mejor para ellas en esta situación. Trato también yo de mirarlas con Jesús… para leer en sus caras y sus miradas sus deseos profundos… para conectar con el corazón de quienes le escuchan, y decir una palabra que cale en su interior…Me tomo mi tiempo aprendiendo a situarme con Jesús…
Y veo que se pone a contar la parábola del tesoro. Un tesoro, era algo les permitiría salir de la situación de precariedad y opresión que sufrían… Pues del mismo modo el Reino de Dios, es un tesoro, es decir, un corazón que vive conectado al Dios de la Vida y se concreta en hacer brotar, en su entorno social, un modo fraterno de vivir, es un tesoro de valor incalculable… Les permite salir de sus vidas arrastradas y vivir con dignidad de hijos de Dios… y le pido fortaleza para las personas que quieren seguir por ese camino… se lo pido de corazón.
Trato de comprender este tesoro del Reino que Jesús les propone… resuena en esta parábola la vida de las bienaventuranzas: la experiencia de Jesús Vivo y de su reino significaría tener la fuerza de vivir disponibles confiadamente (pobreza espiritual), con mansedumbre, con limpieza, dispuestos a ser perseguidos por vivir de este modo… y saboreo la fuerza que sienten las personas que escuchan a Jesús. Veo a las personas soñar una realidad posible… donde ellos sean protagonistas…
PETICION. Que vaya teniendo los sentimientos de Jesús, que descubra el tesoro que es vivir con Él y poner la fraternidad en marcha aun en tiempos de persecución
Y escucho a Jesús contar también la parábola de la perla preciosa de sus vidas… me tomo mi tiempo… Y así como en el tesoro, la casualidad juega a su favor, aquí la constancia en el buscar da con la perla de la vida… y huelo el ambiente de convencimiento y entrega que se respira.
Como la situación que es bien dura, las parábolas también son radicales. Miro a Jesús decir “Y vende todo” por comprar esta otra experiencia del Reino de Dios y su justicia, donde los que no tienen sitio en la sociedad son alguien. Y escucho a Jesús cómo les repite en las dos parábolas, vendió todo,… y veo que las personas lo asumen…y le pido la fuerza para hacerlo hoy y aquí.
4.-JESUS Y YO.
Me sitúo cerca de Jesús porque lo necesito. Jesús a la orilla del lago Tiberiades. Con Él miro a las personas y descubro sorprendentemente, su mirada sobre mí, e intuyo su deseo de que le siga en radicalidad… y me tomo mi tiempo para saborear su mirada compasiva…
Y al escucharle contar la parábola del tesoro, descubro que la cuenta para mí. Descubro mis auténticos tesoros, los que de verdad habitan mi corazón… y se los cuento… los que me permiten y me dan fuerzas para vivir… y Jesús me cuenta el tesoro que es tener la experiencia de un Dios Abba, que nos sostiene, nos cuida… Voy haciendo mío este discurso… y lo pido.
Y le pido la experiencia de Jesús Vivo y de su reino, es decir la fuerza de vivir disponibles confiadamente (pobreza espiritual), con mansedumbre, con limpieza, dispuesto a ser perseguido por vivir de este modo… y se lo pido de corazón… descubro lo bueno que sería para mí vivir así… y el bien que haría a tantos… y se lo sigo pidiendo que así lo sienta y que así lo viva.
Y veo que me asegura estar cerca, para vivirlo juntos, como nos contaba uncidos en el mismo yugo, no voy sólo y se lo agradezco… Le pido un corazón que vive conectado al Dios Abba de la Vida… y le pido vivirlo en mis ambientes, en este tiempo que nos toca vivir,… mirando qué impulso de fraternidad se necesita en los ambientes en que me muevo… y se lo sigo pidiendo…
Y escucho a Jesús, por este tesoro merece la pena venderlo todo y vivir para esta causa. Y se dirige a mí mientras lo dice… le pido vivir al nivel de experiencia de Dios que me permita hacer esta apuesta de vida y lo mismo para quienes siento mis compañeros de cordada en esta subida a las cumbres de un mundo que seamos de la misma familia.
5. COLOQUIO. Resumen de lo vivido en la oración: un texto, una palabra, una imagen… lo que más me ha llegado, lo que parecía que iba para mí, le pido, le doy gracias…