Comunidad, camina con tu lámpara y tu aceite

Mt 25, 1-13

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0. TEXTO (leed el texto completo)

“El reino de los cielos podrá entonces compararse a diez muchachas que, en una boda, tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; en cambio, las previsoras llevaron frascos de aceite además de las lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les entró sueño a todas y se durmieron. 

Cerca de medianoche se oyó gritar: ‘¡Ya viene el novio! (…) y las que habían sido previsoras entraron con él a la fiesta de la boda (…) “Permaneced despiertos –añadió Jesús–, porque no sabéis el día ni la hora”.

 

1. SITUACIÓN explicación breve del texto

Estamos en las enseñanzas últimas de Jesús. Sigue con el tema del reinado de Dios, que se parece a una boda (lo que Dios desea para aquel pueblo, como en una boda, son todos invitados, todos con sitio, todos de fiesta, todos iguales en dignidad). Después de un año de desposorios, se celebraba la boda (según la costumbre de su tiempo). En la casa de la novia estaban sus amigas. Y todas, con la novia, iban a casa del novio. Este ritual comenzaba con la puesta del sol y hacían falta, por tanto, lámparas para caminar de noche.

Vamos ahora al relato del evangelio. Lo realmente importante en el texto es la luz. Recordamos en Mt 5: “vosotros sois la luz del mundo”. La luz es lo que les permite entrar en la boda. Las lámparas de las necias se están apagando.  Para mantenerse encendidas necesitan aceite. Y, ¿qué es el aceite? Volvamos de nuevo a Mt 7, 24-27.  Habla de los necios (lo mismo las doncellas) como “aquellos que construyen sobre arena, es decir, escuchan la Palabra y no la ponen en práctica”. Por tanto el aceite es la práctica de las buenas obras.

Jesús cambia la situación de una boda normal donde las amigas de la novia iban a casa de ésta. Aquí Jesús es el novio, el que toma la iniciativa, y el que sale a buscar a las personas en la situación en que se encuentran en aquel pueblo. También Mateo lo aplica a su comunidad, cansada de hacer el bien y de confiar en que algo cambie. Esperaban que Jesús llegase (y que fuera pronto). En esa situación, ¿cuál es el riesgo de la comunidad? Abandonar. Actuar como necios, no prudentes. Dejar de hacer el bien por cansancio.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me sitúo en la escena, entro en ella, como si presente me hallase, con Jesús y los Doce en el recinto del templo… Observo la situación de aquellas gentes que escuchan a Jesús: mal alimentados, con poca ropa, viviendo al día, con la esperanza puesta en Dios… En una situación social que no cambia a mejor. De pronto, Jesús toma la palabra: ”El reino de los cielos se parece a diez doncellas… que salieron a recibir al novio»… Me sitúa en el contexto de la boda, ese momento tan de alegría, de mesa para todos, de fiesta… hay futuro… y presiento que llega lo nuevo en medio de tanto sinsentido…

Escucho cuando Jesús les cuenta: ”las doncellas necias que se han cansado de hacer el bien…» Muchos de sus oyentes se sienten identificados… Miro también a los doce…Y descubro situaciones semejantes que les suceden y me suceden… Pido no caer en el desánimo… confiar que Dios sigue vivo y trabajando por nosotros, por mí, todos los días… Agradezco la esperanza que esto supone… Me tomo mi tiempo.

Me sitúo en el final de la escena escuchando a Jesús: “permaneced despiertos, velad… no seáis como las necias, que se han cansado de hacer el bien porque el novio tarda… Dios no está ausente«… Miro a la gente que va pasando de estar encogida a llenarse de ánimo para caminar y permite que la vida, la luz, la candela encendida que porta cada uno sea la señal de la bondad que se va sembrando a su alrededor… Me tomo mi tiempo para saborearlo…

4. JESÚS Y YO

Sigo en la escena del recinto del templo con Jesús enseñando a los cansados y agobiados por el peso de la vida… Se siente de los suyos y me anima a que me coloque junto a Él y también me sienta como uno más de ellos… Miro sus rostros, sus manos curtidas, su deseo de algo nuevo, hasta noto un olor especial… olor a pobre… Su deseo es mi deseo: vivir con la esperanza de que esta situación cambie…Y Jesús me pregunta: “¿cuál es la esperanza que te sostiene a ti?”… Para responderle, me sitúo en las Manos del Dios de la Vida… desde ahí vivo con esperanza…

Jesús me dice: “el novio llega… otros tiempos llegan, estate en vela porque no sabes ni el día ni la hora… El cambio viene desde dentro, desde tu interior, porque Dios está trabajando por ti a todas horas… y tú, ¿qué estás haciendo para que ese tiempo de la boda sea posible?”… Yo no quiero ser necio, quiero seguir haciendo el bien aunque esté desanimado, quiero seguir luchando por la vida aunque me desprestigien, quiero seguir enfrentando los conflictos con paz aunque parezca que pierda… Dejo que sus palabras me empapen… «haz que este tiempo de boda sea posible… «

De nuevo me mira y nos dice a mí y a la comunidad que pertenezco: “tomad vuestra candela, sed luz del mundo, llevad con vosotros el aceite, no dejéis de estar cerca de los sin techo, los sin trabajo, sin salud, sin relaciones, sin nadie que les diga una palabra de aliento, como si incluso Dios no les hiciera caso… Seguid en vela… resistid”… Yo le digo “Me gustaría tener una confianza inquebrantable en Ti, vivir una oración que se responsabilice con la realidad, ser resiliente… Quiero que llegue el día de Boda, quiero que venga tu Reino” conectado a Ti… Te lo pido… Lo deseo.

5. Terminamos la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado…, lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos…

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