Buen samaritano

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Lc 10, 25-37

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0. TEXTO (leer los versículos enteros)

El doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta:

– «¿Y quién es mi prójimo?»

Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:

– «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»

– «El que tuvo compasión de él» le respondió el doctor.

Jesús le dijo:

– «Ve, y procede tú de la misma manera».

1. SITUACIÓN 

Un hombre que baja de camino. Unos bandidos que le roban y le muelen a palos y lo dejan medio muerto. Esto, incluso hoy, funciona a nivel de países. Hay países bandidos que roban, matan y dejan a la población medio muerta sin fuerzas para reaccionar.

Pasan dos personas religiosas: Un levita que, por ley, no podía oficiar si tocaba a alguien que estaba muerto, con lo cual perdería un tiempo de trabajo y un dinero importante. Tendría que purificarse para poder volver a oficiar. Lo mismo el sacerdote, no podía sacrificar en el Templo si se impurificaba al tocar a un muerto. Estos tenían algún motivo. Pero hoy el no mancharse, el no implicarse, responde a otras motivaciones: rompe mis planes, me puede complicar la vida, me puede meter en líos… Como dice la canción: “Y muchos que lo ven pasan de largo”. Como decía Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. O como dice nuestro papa de la cultura de la indiferencia.

El samaritano realiza varias acciones precedidas de varios verbos: Lo vio y se compadeció (los tres vieron lo mismo). Bajó de su cabalgadura y le prestó los primeros auxilios (aceite y vino). Lo montó en su vehículo. Lo llevó a urgencias (posada). Se quedó con él, pasó la noche. Le dio dinero al posadero, porque todo suponía un costo: la atención, la comida, la cama, etc. Y como tuvo que quedar ingresado, dejó una muestra para que supiera que iba a volver. Un exceso…

“¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del herido?”. Jesús pasa de ¿Quién es mi prójimo? a QUIÉN se hizo prójimo. La decisión está en mis manos, no en las de quien por ley está establecido que sea mi prójimo: mi familia, los míos, los de mi partido, mi pueblo…

2. HACEMOS SILENCIO 

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Vamos a suponer que el apaleado, la víctima, es Jesús… Me sitúo en la escena… ¿Qué puedo hacer por Jesús, por lo mejor que ha pasado por la humanidad?… ¿A quién tengo como amigo desde hace mucho?… Está en la cuneta del camino, parece que es Él, pero como está boca abajo no sé si es… pero si se salva, será una gran suerte para la humanidad… ¿Qué hago yo? ¿Me doy un rodeo, lo miro, le hablo?… Me acuerdo del evangelio: “Cuando te vimos hambriento o herido o desnudo…”

Llegan el levita y el sacerdote que tienen buenos motivos para no tocarle porque se les va a complicar la vida… Les digo que les comprendo, pero les pregunto… “¿Si en vez de suponer que está muerto, partimos de que puede estar vivo?”… Siguen su camino… Yo continúo ahí cerca sin saber qué hacer, estando… ¿Cómo me siento?

En este momento llega un samaritano, un enemigo político, y me sorprende que se pare y comience a hacer algo distinto que mirar… Comienza a hacerse cargo… Me acerco también yo y le acompaño a atender a Jesús, con quien tendré una relación privilegiada en el futuro… A mí sólo no me hubiera salido… Que importante es la compañía de personas que hacen frente a lo inesperado. Una persona buena nos hace buenos… ¿Qué me sale pedir? O agradecer…

4. JESÚS Y YO. ME  SITÚO EN EL HOY.  EN ESTA PANDEMIA

Sigo ahí acompañando… Ponemos al herido, a Jesús, en postura adecuada para curarle… Notamos su agradecimiento… Le damos las primeras atenciones, curamos las heridas con aceite y vino… despacio y con cuidado… Lo subimos como podemos al mulo… ¿Cómo me siento?… ¿Qué pido?…

Como veo que el samaritano marcha con el herido, con Jesús herido, le pido que me deje acompañarle… Caminamos juntos a urgencias, a la posada… No hay nadie especialista, hay que estar con Él y cuidarle… le digo que nos turnamos… Así pasamos la noche… parece que el herido evoluciona mejor, que Jesús se recupera… Una persona decidida a hacer el bien: ¡qué fuerza tiene!… Con él voy aprendiendo a sacar la misericordia que llevo dentro, a complicarme la vida por alguien a quien no conozco, a ponerme en el lugar del otro porque ese otro necesita en este momento de mí… Agradezco haber tenido una persona que me contagió…

Sigo en la posada… A la mañana siguiente veo que encarga al posadero que le cuide y le da un dinero… ¿Cómo me quedo? E incluso le dice que si gasta más se lo diga a la vuelta… Me quedo impresionado, es mucho más de lo que yo hubiera hecho… Le agradezco su ejemplo, de corazón, y le digo que me quedo cuidando al herido, a Jesús… Sigo acompañándole… dando gracias por lo que ésta situación ha sido capaz de sacar de mí: La mirada de la misericordia, la que no mira para otro lado… Empezar a implicarme en los imprevistos y por tanto a dar tiempo a algo con lo que no contaba… Sacar de mi la capacidad de compromiso… incluso económico, no sólo de tiempo… Le doy gracias a Jesús por aprender a humanizarme…

5. COLOQUIO

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…

Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

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