Bautismo

Lc 3, 15-22

Imagen de Yannis H en Unsplash

0. TEXTO 

La gente se encontraba en gran expectación y se preguntaba si tal vez Juan sería el Mesías. Pero Juan les dijo a todos:

“Yo, ciertamente, os bautizo con agua; pero viene uno que os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatar la correa de sus sandalias.“

Sucedió que cuando Juan estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado. Y mientras oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo, que decía:

“Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.”

1. UN COMENTARIO DEL TEXTO

El bautismo es probablemente el primer dato histórico acerca de Jesús. Aparece en los cuatro evangelios y es algo que sitúa a Jesús como discípulo de Juan, y que, con el tiempo, el discípulo supera al Maestro. El domingo pasado, la liturgia situaba a Jesús con 12 años. Entonces se daba el paso a la adultez. A los 14-16 los hombres se casaban, pero Jesús no se casó, como tampoco lo hicieron algunos pocos profetas del antiguo testamento. Desde entones estuvo buscando qué es lo que Dios quería para Él. La respuesta no le viene de una revelación en oración, sino al caminar con las gentes y descubrir lo de Dios en Juan Bautista. Y va a bautizarse al Jordán.

El texto, a continuación, está lleno de símbolos y narra, en el género literario llamado hierofanía (manifestaciones de Dios), lo que sucedió en el bautismo: primero, al salir del agua, “vio los cielos que se rasgan y se abren”.  Nos sitúa en Is 63, 19: «Ojalá rasgases los cielos…» Y segundo: “El Espíritu que desciende en forma de paloma” Gen 1,2: «El Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”. Alguien de aquel tiempo que lee este texto, lo sitúa, perfectamente, como una acción clara de la presencia de Dios.

Y “mientras Jesús oraba” en la fila, con todos los que se sienten necesitados del perdón de Dios, se escucha una Voz: “Este es mi Hijo amado, mi predilecto”. Esta es su experiencia clave, donde toma conciencia de quién es Dios: le da el nombre de Abba. Son la primeras palabras, que emplea un niño pequeño cuando comienza a hablar y nombra a sus padres abba, papa, aita, ama… Se trata de una experiencia interior única. Y en consecuencia descubre más quién es Él, Jesús, y qué está llamado a vivir y qué hacer en aquel Pueblo. Descubre su misión, que le acompañó el resto de sus días.

2. HACEMOS SILENCIO

Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).

3. VEMOS, ESCUCHAMOS, SABOREAMOS EL TEXTO. Me hago presente: ver, oír, gustar…

NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).

Me hago presente en el Jordán con Jesús… Allí estoy, situado, también, en la fila de los bautismos… Contemplo el lugar, veo a la gente, cómo va vestida, lo que hablan algunos, el silencio recogido de otros… y escucho la oportunidad que Juan trae: ”convertíos, es la última oportunidad de Dios para todxs, a todxs”… y descubro cómo se posiciona él: “yo bautizo con agua pero Él, el que viene detrás de mí, os bautizará con Espíritu Santo y fuego”… Me tomo mi tiempo para guardar estas cosas en mi corazón…

Sigo con Jesús y con los que desean iniciar una nueva vida, convertirse, cambiar de vida porque lo que llevan no es vida… Voy respirando el ambiente de esperanza que se vive… Cómo van pasando, uno tras otro, con el deseo de dejar, en el agua del rio, su vida pasada de excesos, de placeres, de vicios, de pereza, de violencias domésticas… Para que el agua se las lleve y puedan comenzar una nueva vida purificados… Saboreo ese deseo de tantas personas…

Acompaño a Jesús en el momento de su bautismo, Juan le toma de la cabeza y le sumerge en el agua… y al salir del agua descubro a Jesús en oración, transformado, con una alegría inmensa… No pierdo detalle… Algo le ha sucedido… Hago una oración: “Te doy gracias , Dios de bondad, porque te comunicas a las personas que confían en Ti, que Te escuchan, que desean sintonizar contigo y vivir esa sintonía de un modo permanente”… Me quedo sin palabra, haciendo mío ese momento…

4. JESÚS Y YO

Mientras tanto llega el momento de mi bautismo… Me late el corazón con fuerza, son de esos momentos intensos en la vida… y le digo a Juan: “Me llega el momento de iniciar un algo nuevo que no sé qué es, pero que deseo con todas mis fuerzas”… y se lo expreso: “deseo dejar que Dios me habite, dejarle sitio, darle prioridad frente a mis intereses…” Me tomo mi tiempo… ¿Cómo me siento?

Una vez bautizado, me acerco donde Jesús para escucharle lo vivido… Me cuenta: “Dios no es tanto Alguien con el que hacemos un pacto y como nunca terminamos de cumplirlo, siempre estamos en deuda y para conseguir su complacencia tenemos que hacer sacrificios, ofrendas… No, se parece mucho más a Alguien que nos da plena confianza y nos deja libres, y que con la fuerza de esa confianza nos ponemos a querer y confiar en los demás, y a dar el bien que hemos recibido”… Una manera nueva de sentir a Dios, más familiar, más cercano, más amigo… Me tomo mi tiempo.

Aprovecho para contarle: “Qué tiempos los tuyos en que la gente se agolpaba para cambiar de Vida… Ahora lo hacen para las rebajas de enero, para entrar a los partidos de futbol… para sacar los billetes de vacaciones”… y me contesta: “Pero hoy sigo llamando uno a uno a tantas personas que se apuntan a comenzar algo nuevo…» Es algo más personal… Hago memoria de personas que conozco que desean una vida nueva… Me tomo mi tiempo…

5. Vamos terminando la oración con un COLOQUIO con Jesús

Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos; de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … Suelto los pies, abro mis manos… abro los ojos… Y termino escribiendo lo vivido, para que me ayude a fijarlo en mi vida.

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